Peñíscola, en la Costa del Azahar (Castellón), está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Su casco antiguo, que se adentra en el Mediterráneo formando una pequeña península, se eleva hasta los 65m en torno al histórico castillo del papa Luna. Aunque la zona urbanizada de Peñíscola se extiende unos 5 km por la costa, lo cierto es que casi todos sus atractivos turísticos se concentran en un punto muy pequeño: el casco antiguo, dominado por el castillo. Todo lo que hay que ver en Peñíscola a nivel patrimonial se encuentra allí, pero no hay que olvidar sus playas y calas, además de los senderos de la Sierra de Irta.

La ciudad antigua se erigió a partir del siglo XIII sobre los restos de la desaparecida alcazaba árabe. Con el tiempo el conjunto quedó delimitado por murallas de tres épocas: medieval, renacentista y del siglo XVIII. El recorrido turístico empieza en el Portal de Sant Pere, del siglo XV. A partir de aquí nos desplazaremos casi siempre junto al mar, bordeando las murallas. El siguiente punto de interés es El Bufador. Se trata de un enorme hueco en las rocas, bajo las propias casas, donde el mar suele bufar (soplar). Siguiendo el paseo en línea recta encontramos el Museu de la Mar. Desde aquí se inicia el ascenso hacia el castillo con dos paradas: para contemplar la Casa de les Petxines, cuya fachada está completamente decorada con conchas, y para ver el Faro, construido en 1892, a cuyo alrededor hay varios miradores impresionantes.

El siguiente punto de interés, justo detrás del faro, es el castillo del papa Luna. Una vez visitado este, y al lado, no hay que perderse la imponente escultura del papa Luna realizada en 2007 por el fallecido Sergio Blanco, escultor y cantante de “Mocedades” y “Sergio y Estíbaliz”. A solo unos pasos del monumento se encuentra la plaza de Armas, donde se puede visitar el Ermitorio de la Virgen de la Ermitana, construida en 1714 en el llamado estilo “barroco valenciano”. Desde aquí, descendiendo por la calle Santos Mártires, llegaremos al parque de Artillería, al que se puede acceder presentando la entrada del castillo. Este antiguo fortín militar del siglo XVI, con túneles, fosos, etc., es hoy un jardín botánico que invita a un agradable paseo.

Para ir terminando el circuito hay que tomar la calle del Olvido y recorrer un pequeño tramo de la calle Mayor hasta la iglesia de Santa María. Construida en el siglo XV y ampliada a principios del XVIII, es conocida por albergar el tesoro de Benedicto XIII. A continuación descenderemos un par de rampas hasta la plaza de Santa María, antiguo baluarte de 1754.

Visita al castillo del Papa Luna

El castillo de Peñíscola fue construido por los Templarios entre 1294 y 1307. Su dueño más ilustre sería Benedicto XIII de Aviñón, conocido como “Papa Luna”. La primera parte del recorrido consta de varias salas que corresponden a sus orígenes templarios, mientras que en la segunda contempla las estancias y espacios relacionados con la época papal. En la primera destacan los establos, el aljibe, el cuerpo de guardia, la bodega (más tarde salón del cónclave) y la mazmorra.

Llama la atención la sobriedad de los espacios, cubiertos siempre por bóvedas de medio cañón. Elevado sobre esta zona se encuentra el patio de armas, que sirvió como claustro en tiempos de los templarios. Desde se allí se accede al resto de espacios y se obtienen unas magníficas vistas sobre el mar. La segunda zona consta de varias salas y espacios construidos o adaptados en tiempos de Benedicto XIII y su sucesor Clemente VIII. Desde el patio de armas se sube a la torre que alberga las dependencias pontificias: la cámara mayor, la biblioteca, el estudio, su sala anexa y otras estancias en las que trabajó o hizo vida el papa Luna. En esta zona pueden verse algunos muebles y objetos decorativos que recrean el ambiente en el que vivió el pontífice.