Cristina Sánchez fue una figura pionera en la tauromaquia, desafiando un mundo tradicionalmente dominado por hombres. Su carrera fue breve pero intensa, logrando hitos importantes que la convirtieron en un referente para las mujeres en el toreo. El 8 de julio de 1995, en su presentación como novillera en la plaza de las Ventas, se convirtió en la primera torera en salir a hombros por la puerta grande de dicha plaza. En 1996 tomó la alternativa en la plaza de Nimes (Francia), con Curro Romero como padrino y José María Manzanares como testigo, un evento significativo, pues era una de las pocas mujeres en lograrlo. A pesar de sus méritos, sufrió discriminación en el circuito taurino. Muchos empresarios y compañeros se negaban a compartir cartel con ella. En 1999, tras solo tres años como matadora, decidió retirarse argumentando que no le daban las mismas oportunidades que a los hombres. Tras su retirada, se convirtió en comentarista taurina en Castilla-La Mancha Televisión y Canal Toros de Movistar. En 2021 asumió el papel de apoderada del torero Antonio Ferrera, convirtiéndose en una de las pocas mujeres en desempeñar ese rol. Cristina sigue vinculada al mundo del toro, participando en eventos, conferencias y tertulias taurinas. También imparte charlas sobre motivación, gestión de emociones y liderazgo, aplicando su experiencia en el ruedo a otros ámbitos de la vida. A nivel personal, está casada con el banderillero portugués Alejandro da Silva y es madre de dos hijos.