Confianza, buen trato y producto inmejorable son su seña de identidad

Puede parecer mentira, pero el patriarca de los Aparicio fue el que menos pescado tocó de su familia. ¿Quién no conoce a los pescaderos de toda la vida de Pozuelo y de Boadilla? Sí, ‘Los Aparicio’. Luis Aparicio y su mujer, Leandra Fraile, se instalaron en Pozuelo de Alarcón al acabar la Guerra Civil. Al principio estuvieron trabajando en una gran finca en la que había huertos hasta que decidieron montar una casquería. De hecho en Pozuelo eran conocidos como “los casqueros”. Pero años más tarde Luis decidió cambiar la casquería por la pescadería.
Padre de ocho hijos, todos aprendieron el oficio y se hicieron cargo del negocio familiar. Antes de ir ampliando el negocio, iban con la furgoneta a vender el pescado por las localidades cercanas y no tan cercanas.

La primera pescadería la abrieron en 1955 en la Plaza del Padre Vallet en Pozuelo pueblo, que sigue en activo. Se encargó de ella durante muchos años la segunda y el tercero de los hijos, Maruja y José Luis, que desgraciadamente falleció y ahora son sus hijos José Fernando y Alberto quienes dirigen el negocio. Posteriormente tuvieron otra pescadería en la calle Almansa en el mercado de Abastos, en Pozuelo Estación y en la calle Calvario, en Pozuelo Pueblo, éstas dos últimas cerradas.

Izq.: Lorenzo Aparicio delante de un enorme pez espada en el año 2013. Dcha.: Lorenzo y Antonio, hermanos, hoy.

En 1972, Antonio abrió la primera pescadería en Boadilla del Monte, todos sus hijos han pasado por el puesto. Actualmente, Antonio ya está jubilado y sus hijos están a cargo de dos restaurantes marisquerías de la localidad, La Lonja de Boadilla. La pescadería sigue abierta y es Juan, el penúltimo de los hijos de Luis y Leandra, quien ofrece el mejor género y atiende a los clientes.
Dos años más tarde, en el año 1974 inauguraron un nuevo local en la galería de alimentación Las Flores a cargo de su quinto hijo, Jesús, que se encuentra ubicada en Pozuelo Pueblo, actualmente abierta.
Se abrió una nueva pescadería en octubre de 1975, en la galería de Nuestra Señora del Carmen. Pescadería en la que trabajó, hasta que se jubiló, el cuarto de los hijos, Lorenzo. Ahora es su hijo Óscar quien sigue con el legado junto a su primo Manolo y su tío Tomás, el pequeño de los hermanos. Carmen, la hija pequeña de Loren, como le llaman los amigos, abrió hace dos años junto con su hermano Óscar el restaurante El Barco Aparicio, una marisquería ubicada en Pozuelo Estación que se surte de la pescadería familiar.

El resto de los hijos y nietos de Luis Aparicio fueron abriendo pescaderías en distintas localidades como Brunete, Torrelodones o Alpedrete.

Óscar es uno de los nietos de Luis y cuenta que todos los miembros de la familia han pasado, en algún momento de sus vidas, por la pescadería. Él como pescadero ha tenido varias etapas y en cada una ha sabido exprimir cada momento. El contacto con los clientes para él es fundamental pero ahora mismo de lo que más disfruta es comprando el género en Mercamadrid, eligiendo cada pieza para ofrecer lo mejor a sus clientes. Unos clientes fieles que llevan años comprando sus productos en la pescadería de La Estación. “Nuestro secreto es la confianza que tienen nuestros clientes en nosotros”, nos comenta. En época de crisis han sabido gestionar bien, sus clientes les han sido fieles y siempre les han seguido comprando.

Izq.: Antigua casquería en el mercado de abastos de Pozuelo Estación en los 50. Centro: Inauguración de la pescadería Las Flores en 1974, con Lorenzo y Juan, hijos, Luis padre y un amigo. Dcha.: un empleado, Antonio, y Lorenzo Aparicio en la Pescadería de Nuestra Señora del Carmen, La Estación.

Para Antonio y para Lorenzo, la pescadería ha sido su vida “todos los hermanos nos hemos dedicado a ella directamente y ha sido nuestra ilusión. Es un legado que hemos dejado para nuestros hijos y ellos lo han continuado. Como a nosotros nos fue bien, creo que a ellos, si lo trabajan, les seguirá yendo bien”.

Son una familia muy grande. Cuenta Óscar que cuando era más pequeño y se reunían todos “escuchábamos a nuestros padres hablar, y solo hablaban de pescado, de la pescadería y todos los primos decíamos que no sabían hablar de otra de cosa. Ahora cuando nos reunimos, somos nosotros los que hablamos de pescado y del negocio”, recuerda sonriente. Para Óscar es un orgullo formar parte de esta familia y llevar el apellido Aparicio porque además de unirles como familia les une también la pasión por el negocio, por la pescadería y por todo lo relacionado con el pescado.

Texto: Kathy Montero
Fotos: Ayer&hoy/Pescadería Aparicio