Renacimiento en estado puro

Carlos Caballero / Arqueólogo
Colegio de Profesionales de la Arqueología

Cadalso de los Vidrios, en el extremo suroeste de la Comunidad de Madrid, acoge un considerable patrimonio histórico. Además del yacimiento medieval de La Mezquita, actualmente en curso de excavación y que ya fue motivo de un artículo en esta serie de Ayer&hoy (y puede consultarse en ayeryhoyrevista.com/yacimiento-de-la-mezquita-cadalso-de-los-vidrios/), cuenta con la muy notable iglesia de la Asunción y con el Centro Cultural, conocido popularmente como ‘Casa de los Salvajes’.

Ambos edificios, del siglo XVI, se refieren al momento de máximo esplendor de Cadalso, en el que también se construyó el magnífico Palacio del Marqués de Villena. Hasta el momento no ha sido posible identificar a su autor, pero su apariencia y sus características recuerdan a las obras de uno de los más grandes arquitectos renacentistas españoles, Alonso de Covarrubias, autor, entre otros edificios, del Hospital Tavera de Toledo o de la catedral de la Magdalena, en Getafe.

Izq.: Techumbre de uno de los cenadores de la alberca -foto de Carlos Caballero-. Dcha.: Uno de los cenadores. (Fotos: DGPC Comunidad de Madrid)

El espléndido Palacio del Marqués de Villena, uno de los mejores exponentes del Renacimiento en toda la Comunidad de Madrid, está a las afueras de Cadalso de los Vidrios, cuando la carretera emboca ya el camino de Cenicientos. La voz popular atribuye su construcción a don Álvaro de Luna, condestable de Castilla en el siglo XV, aunque las primeras noticias ciertas de su construcción se remontan a 1534. El Palacio ofrece a la actual carretera de Cenicientos una imponente fachada con una arquería cubierta por matacanes. El edificio ha vivido en todo este tiempo considerables reformas pero, a pesar de las restauraciones que han desfigurado el aspecto original del Palacio (sobre todo, en el primer tercio del siglo XX, después de un incendio acaecido en 1917), sigue dando ante el visitante una imagen a caballo entre la de un castillo casi medieval y la de un palacio renacentista de gusto italiano, que guarda además en su interior un pequeño jardín cerrado que hoy no es fácil visitar por ser el Palacio de propiedad privada.

Afortunadamente, en el exterior, apenas a unos metros de distancia, y actualmente integrada en un parque público, se encuentra una alberca de grandes dimensiones a la que se accede mediante una escalera monumental y que tiene, en cada esquina, garitas o cenadores que repiten los modelos del renacimiento italiano. Los estudios realizados apuntan a que este estanque, que daba servicio a un vergel en el que convivían una huerta y una arboleda, hoy sustituidas por el parque, sería el elemento más antiguo del Palacio, y el único que, en la actualidad, puede visitarse, aunque la magnificencia del Palacio también puede apreciarse desde el exterior, especialmente en los detalles constructivos de su portada y la arquería que acompaña al viajero en su salida hacia Cenicientos.

Izq.: Una de las entradas del Palacio. Dcha.: Cenador en la fachada principal.

El Palacio fue hacia 1777 la residencia del infante don Luis de Borbón, que mostró interés en hacerse con la finca, aunque a partir del siglo XIX la posesión iría cambiando de manos hasta pasar a ser de sus actuales propietarios. En esa época, además, había en Cadalso de los Vidrios funcionando, desde el siglo XVII, varias fábricas de vidrio soplado que son las que dan apellido a la localidad madrileña.