Carlos Caballero /
Arqueólogo
Colegio de Profesionales
de la Arqueología

Hasta en los edificios mejor construidos se necesita de agua para vivir, por eso, cuando Felipe II ordenó la construcción del Monasterio de El Escorial, encargó también, probablemente al mismo arquitecto, Juan de Herrera, el trazado de un canal que sirviese para garantizar que no iba a faltar agua en el Monasterio.

La conducción estuvo en uso hasta los primeros años del siglo XX y recogía las aguas de dos captaciones principales diferentes, una cerca de San Lorenzo de El Escorial y la otra, en la cara norte de la Sierra, junto al paso del puerto de Malagón. Hoy día todavía pueden verse, en muy buen estado de conservación, las llamadas “arcas de agua”, pequeñas construcciones de granito, con cubierta de pizarra, que cumplían una triple función: recoger las aguas de pequeños manantiales que se iban a incorporar al canal principal, servir de registro para evaluar el funcionamiento de la conducción y, finalmente, hacer de decantadores, es decir, hacer pasar el agua por una sucesión de piletas para eliminar arenas e impurezas. Este sistema de abastecimiento seguía los mismos planteamientos de los canales romanos y, del mismo modo que en Segovia todavían pueden verse dos de estos decantadores, llamados también “desarenadores”, el Canal de El Escorial conserva otros tres.

El origen de la conducción hay que buscarlo en la falda del puerto de Malagón, en el término de Santa María de la Alameda (1 en el mapa). Se trata del arca de San Juan, una pequeña edificación que recogía las aguas de los arroyos Regajo y Tobar. El paso de la vertiente norte de la sierra, que pertenece a la cuenca del Duero, a la vertiente sur (donde las aguas van al Tajo), se hacía mediante un canal de algo más de 3 kilómetros. Desde el puerto, si se desciende por el camino que baja hacia San Lorenzo, se llegará a la segunda de las arcas conservadas, la del Helechal (2). Algo mayor que la de San Juan, y aún en uso, en un primer momento recogía el agua del arroyo del Infante y la que procedía de San Juan, que entraba en el arca gracias a un puente que salvaba el arroyo y que se mantiene hoy en un excelente estado de conservación. A partir de aquí, para seguir las huellas de esta conducción, será necesario buscar el camino conocido en San Lorenzo como “del Horizontal”, por el que se accede al restaurante homónimo, y desde el que se tiene una excepcional vista sobre el Monasterio.

Izq.: Mapa de los lugares citados en el texto, base cartográfica Intituto Geográfico Nacional. Centro: Acueducto para entrada del agua en el arca del Helechal. Dcha.: Presa vieja del Romeral (Fotos: Carlos Caballero)

Tras pasar el Hotel Felipe II se accede, en seguida, al siguiente hito, el arca del Romeral (3), la más compleja de todas las construcciones que se conservan, en la que se une la conducción que viene desde San Juan con la que parte de la presa que puede apreciarse cien metros más arriba del arca. Esta segunda conducción debió construirse a partir de que, en 1767, Carlos III levantó la prohibición de que los particulares pudieran construir en los Reales Sitios casas propias, lo que supuso una mayor necesidad de agua y obligó a buscar nuevas captaciones.

Un pequeño recorrido desde el arca nos permitirá acercarnos a la primera presa del Romeral (4), que aún se conserva detrás de la más moderna. Los datos apuntan a que sería obra de Juan de Villanueva, y no se descarta que suceda a otra anterior, de fecha incierta, como podría probar el muro derruido que se aprecia junto al construido por Villanueva; en 1928, se levantó además, aguas abajo del primero, un segundo muro de presa que ampliaría la capacidad del embalse, y que es el que actualmente sigue en servicio.

Este canal escurialense, que en origen terminaba en lo que hoy es la Plaza de Benavente (5), sirvió de modelo al que, pocos años después, se construyó para abastecer de agua a Valladolid, el llamado viaje de Argales, construido también por Juan de Herrera y Benito de Morales, y del que todavía se conservan varias arcas en las cercanías de la ciudad: vale la pena completar con su visita esta pequeña ruta de media montaña que nos ha permitido conocer un hito de la ingeniería del siglo XVI.

Arca del Romeral y vista desde el camino que une las arcas del Helechal y del Romeral.

(La información puede ampliarse con este artículo de Johnatan Gil Muñoz en el siguiente enlace: https://elguadarramista.files.wordpress.com/2016/05/apuntes-de-la-sierra-mayo-de-2016.pdf).