Todo comienza cuando Apolinar Gayo Corral, fundador de Almacenes Gayo, viene con su familia en el año 1948 a veranear a Pozuelo de Alarcón, lugar en el que vivían sus cuñados y donde decidió quedarse a vivir definitivamente aquí con su mujer e hijos en un piso al lado de la peluquería de Félix. Anteriormente, Apolinar y su familia vivían en Arguelles, donde él trabajaba de transportista de pescado en Madrid. De origen asturiano, vino a Madrid a hacer el servicio militar y ya se quedó aquí porque le pilló la Guerra Civil. Su hijo Fernando Gayo, ya jubilado, nos cuenta que su padre “se licenció en febrero de la mili y se sacó el carnet de camión el 16 de marzo del 36, por lo que en la guerra fue conductor. Cuando nos vinimos a vivir a Pozuelo en el 48, el camión de mi padre era el único que había aquí y al ser transportista, hacía de todo, lo mismo llevaba lombardas y lechugas a Legazpi que hacía de ambulancia porque no había coches y, si se ponía alguno malo, venían a buscarle o si alguien se quedaba embarrancado por ahí, le tocaba ir a remolcarle”.

Izq.: Paco junto a su padre Fernando en las instalaciones de Almacenes Gayo. Centro: Licencia de apertura de los Almacenes Gayo en 1963. Dcha.: Interior de las instalaciones de Almacenes Gayo con las oficinas y exposición.

Con el tiempo Apolinar compra un pequeño terreno en la calle Cirilo Palomo, 13, en el que empieza a construirse su casa poco a poco, en los ratos libres. Traía de Madrid sacos de cemento, ladrillos y arena según iba necesitando, porque en Pozuelo no había ningún almacén de materiales. Nos dice Fernando, hijo de Apolinar que los vecinos del pueblo que pasaban y veían a su madre o a su padre, le preguntaban “¿me vende usted algún saco de cemento? O ¿me podrían traer ladrillos?” Y así fue como empezó el negocio de almacén de materiales.

Fue en 1963 cuando la empresa Almacenes Gayo comenzó su andadura. Fernando, el hijo del fundador, comenzó a trabajar con su padre al finalizar el servicio militar en el año 66 pero, no fue hasta 1974 cuando se hizo responsable del negocio, pagándole un alquiler a su padre y dirigiéndolo en solitario. “Mi padre me enseñó a trabajar el camión. Recuerdo cuando la gente en Pozuelo se compraba un terrenito y se hacían las casitas. Entre semana todo el mundo estaba trabajando y aprovechaban los fines de semana para ir construyéndolas, así que estábamos, además de toda la semana, repartiendo los sábados hasta las doce de la noche y los domingos hasta media mañana.Y ahora todos los camiones tienen grúas, pero antes cargabas y descargabas todo a mano”, recuerda Fernando.

A día de hoy, Fernando está jubilado y son sus hijos Quico y Paco los que continúan con el negocio familiar, ya la tercera generación. “Para mí ha sido una satisfacción continuar con el negocio de mi padre y que ahora lo hagan mis hijos”, afirma Fernando.

Izq.: Fernando padre (izquierda) junto a Quico y Paco en el almacén de la carretera de Majadahonda. Centro: Uno de los camiones de reparto en 1996. Dcha.: Fachada antigua.

Con los años ampliaron el negocio alquilando en 1992 un terreno ubicado en la vereda Urraca s/n justo al lado de la carretera de Majadahonda. Paco, hijo de Fernando Gayo, cuenta que “en ese terreno empezamos de alquiler en el año 92 y abrimos en el 93, cuando vino mi hermano de la mili pero, en el 2004 lo compramos en propiedad. Tanto Quico como yo entramos en el negocio familiar con 16-17 años. Mi padre nos lo ha enseñado todo, perosiempre nos ha dejado mucha libertad a la hora de tomar decisiones. De mi padre destacaría el tesón que ha tenido, él siempre ha luchado por esto y aquí está el legado. Al final, nosotros empezamos realmente en el almacén cuando mi hermano y yo abrimos el segundo. Mi padre nos dijo “de esto os tenéis que encargar vosotros, lo he hecho para vosotros”, porque siempre ha dicho que él con el almacén de la calle Cirilo Palomo tenía suficiente”. Para Paco y Quico “el poder vivir y seguir con lo que ellos empezaron, es lo que más nos motiva a seguir y a no tirar la toalla”, afirman.

Tres generaciones que han sabido dar a su negocio ese plus de atención personalizada que no ofrecen las grandes superficies. Con los años, han ido ampliando en cuanto a productos se refiere, además de los propios materiales de construcción y azulejos, en el 2015 montaron la exposición de baños en lo que era la casa familiar de los abuelos, remodelando al mismo tiempo la fachada del local. La familia Gayo es muy querida en el municipio, una familia que, desde que llegó a Pozuelo, ha estado al servicio de los vecinos y, todo esto ha contribuido, a que Almacenes Gayo sea hoy en día la empresa de suministros de materiales que es, por la profesionalidad y el componente humano que tiene.

Texto: Ayer&hoy Fotos: Ayer&hoy, cedidas por Gayo