Mostrando el camino a aquellos que no ven

Este mes de septiembre, la Fundación ONCE del Perro Guía está de celebración ya que cumple, nada más y nada menos que 30 años, aunque hay que decir que antes de la inauguración de sus instalaciones, sitas en Boadilla del Monte, llevaban ya unos años desempeñando esta labor con personas afiliadas a la ONCE que enviaban a Estados Unidos, al centro The Leader Dogs For The Blind en Rochester. De hecho, en la actualidad y debido a la gran demanda, tienen un convenio con dicho centro además de con el Club de Leones, y cada año la fundación manda a EEUU a 24 personas ciegas para que se gradúen allí y vengan de vuelta a España con su perro, todo ello por cuenta de la Fundación ONCE del Perro Guía.

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. No sé si será verdad este dicho, pero lo que sí que he podido comprobar es el gran trabajo que realiza todo el personal de la Fundación ONCE del Perro Guía, para que estos increíbles animales desarrollen todo su potencial con el objetivo de guiar a las personas ciegas. Un personal con una sensibilidad especial para adiestrar a la vez que mimar y querer a estos perros.

El trabajo que hacen en este centro comienza mucho antes de tener a los cachorros. Seleccionan, tanto física como temperamentalmente, a los mejores perros para realizar los cruces, “tenemos que tener perros que sean muy sólidos pero también dóciles, que tengan mucho ánimo a la hora de querer agradar a cualquier persona que lo esté entrenando y luego al usuario. Tienen que tener un temperamento determinado. Entrenamos a perros que van a cumplir una misión muy importante”, nos cuenta la directora del centro Mª Jesús Varela.

Desde que nacen, los cachorros tienen una estimulación temprana. Después de su vacunación, a los 56 días, salen del centro para convivir durante catorce meses con una familia educadora que de forma voluntaria socializa al perro. El papel de estas familias es muy importante ya que tienen que hacer toda su vida con el cachorro, ir al cine, subir en transporte público, visitar museos, centros comerciales…, pueden dejar solo al perro, como mucho, un par de horas al día. Durante esta etapa, evidentemente se le van haciendo pruebas médicas para ver si físicamente esos perros son adecuados para ser guías. “Puede salir algún perro que sea más miedoso, o más sensible o que a lo largo de su socialización haya adquirido miedos. Para ellos tenemos un protocolo para darlos en adopción a familias que los quieran, son perros maravillosos, pero perros que por temperamento o que por alguna cuestión física no pueden guiar”, nos dice Mª Jesús Varela.

Izq.: María Jesús Varela, directora del centro. Centro y dcha.: Inauguración y 25 aniversario de la Fundación, presidida por la reina emérita Doña Sofía.

Cuando finalmente se decide que son aptos para el guiado se pasa primero por el entrenamiento básico y luego el avanzado que lo hacen los instructores. “En el básico se les acostumbra a llevar arnés, a caminar con él, con el asa, a como tienen que hacer los giros, los bordillos, este tipo de cosas, pero cuando llegan a instrucción es cuando ya se les introduce en escaleras mecánicas, cómo entrar en los ascensores, autobuses, trenes y además, según va avanzando el entrenamiento, se les va metiendo en lugares más complejos con más gente, que ellos tengan que ir esquivando muchas más cosas porque, ellos lo que hacen es esquivar y avisar pero no se saben el camino, es la persona ciega la que tiene que ir diciéndoles derecha, recto, busca cruce y ese tipo de cosas”, explica Mª Jesús Varela.

La elección de la persona ciega para según qué perro es muy importante. El trabajo de investigación del instructor es determinante ya que realiza una entrevista y un seguimiento al futuro usuario del can para saber qué tipo de perro es el que mejor podría acoplarse con él por todo: por el tipo de paso que tenga el usuario y el perro, por la velocidad al caminar, por el carácter, por el tipo de vida. Hay perros que vivirían mejor en capital pero otros estarían mejor en zonas rurales. Hay muchas características que nadie pensaría pero que hay que analizar.

En la última fase, la persona ciega y el perro pasan dos semanas y media, 24 horas al día, en la residencia de la fundación y trabajan conjuntamente con el instructor. Se les enseña a llevar al perro pero además a cepillarlo, como pueden tocándole detectar posibles anomalías, cómo darles la comida, absolutamente todo. Es muy importante que el perro se encariñe con el usuario.

“Reciben mucho cariño por parte de su usuario, son perros que están muy controlados a nivel de salud, tienen una vida que en líneas generales es muy buena. Nosotros seguimos haciendo seguimiento y el usuario sabe que puede contar con su instructor para cualquier duda. Hay que señalar que los perros siguen siendo nuestros, los tienen en usufructo pero son de la fundación hasta el momento que se jubilan que tienen opción de quedárselos ellos”, nos cuenta Mª Jesús Varela. Y claro, después de una vida trabajando, ellos también tienen derecho a una jubilación. La Fundación ONCE del Perro Guía tiene unos protocolos para que nunca lo hagan más allá de los 12 años. Si el usuario no puede quedarse con él, el perro vuelve a la fundación que se hará cargo de él hasta su fallecimiento.

De izquierda a derecha, sede de la Fundación ONCE del Perro Guía en Boadilla del Monte, crianza y cuidados veterinarios a uno de los perros.

Durante el confinamiento, al ser un centro catalogado como servicio esencial han seguido entrenando a los perros pero dentro del centro con unos protocolos muy estrictos por lo que no han tenido ningún contagio. Luego comenzaron el trabajo en la calle con los Epis, primero en Boadilla, haciendo su propia desescalada. La entrega de perros en la última fase de adiestramiento se ha realizado en el entorno del usuario, respetando los protocolos de seguridad sanitarios.

La Fundación ONCE del Perro Guía sigue evolucionando y creciendo ya que tienen prevista una ampliación de unos 6.000 m2 para realizar un nuevo edificio de perreras y otro que albergue todos los servicios veterinarios y toda la parte de cría. El objetivo es reducir los tiempos de espera de los solicitantes y para ello también incrementarán el número de instructores.

Un trabajo que realizan con personas y animales, en cualquier caso, con seres vivos que se ayudan mutuamente y con una sensibilidad especial.

Texto: Ayer&hoy Fotos: Fundación ONCE del Perro Guía