Carlos Caballero /
Arqueólogo
Colegio de Profesionales
de la Arqueología

Madrid guarda en secreto muchos tesoros arquitectónicos ignorados: uno de ellos son los pabellones de la Feria Internacional del Campo. El certamen, trienal, tuvo actividad entre 1950 y 1975 y, en la actualidad, después de un largo abandono, varios de los edificios que lo conformaban albergan diversas dependencias municipales o están siendo rehabilitados.

El recinto ferial, situado en el borde sur de la Casa de Campo, se construyó rápidamente y fue creciendo hasta la última edición, contando con algunos de los mejores arquitectos del momento, como Carlos Arniches, Manuel Jaén, Secundino Zuazo, Alejandro de la Sota o Miguel Fisac. Quizá los edificios más sobresalientes, además de los que se recogen en este texto, sean el Pabellón de Cristal (1965), el del Instituto Nacional de Industria (1953), el de Bancadas (1968) o el Palacio de la Agricultura (popularmente, el “Pabellón de la Pipa”), de 1950.

Sobre estas líneas, vista original y vista actual tras su rehabilitación del Pabellón de la Obra Sindical del Hogar.

Desde sus comienzos, una de las características de la Feria fue la convivencia de dos estilos contrapuestos: el movimiento moderno y el regionalismo. Hoy nos centraremos en tres edificios deudores del “movimiento moderno”: el primero fue construido en 1956 para la III Feria del Campo, junto al “Pabellón de La Pipa”. Diseñado por Francisco de Asís Cabrero y Felipe Pérez Enciso, alojaba a la Obra Sindical del Hogar. Es un edificio con planteamientos muy modernos, en el que su planta y distribución recuerdan a Mies van der Rohe (especialmente al pabellón alemán de Barcelona, de 1929). Destaca el acceso, flanqueado por un mural cerámico alegórico de la integración del campo y la ciudad, obra de Gabino y Suárez Molezún. En la cubierta, el edificio tenía un hueco rectangular sobre un pequeño estanque interior, tras el cual una pecera de cristal era la única estancia de un pabellón diáfano y luminoso. Contaba, en su perímetro, con láminas de agua que contribuían a regular la temperatura.

Al propio Cabrero y a Jaime Ruiz se debe el Pabellón denominado hoy “de Exposiciones”, inicialmente del Instituto Nacional de la Vivienda. El edificio es una de las mejores muestras de cómo los arquitectos se las arreglaban en España, en los años 50, para desarrollar arquitecturas modernas con las limitaciones técnicas y económicas existentes. El interior es diáfano, sin apenas desniveles interiores, con grandes cristaleras en las fachadas (antecedente del Pabellón de Cristal, que el propio Cabrero construirá en 1965) que crean una continuidad entre el edificio y el espacio exterior.

En estas imágenes, el Pabellón de Exposiciones con su fachada original (Foto: Revista Arquitectura, 1959) y antes de la intervención (Foto: Carlos Caballero, 2019). En el centro, estado actual, tras su rehabilitación (Foto: C. Caballero). Abajo se ve el Pabellón de los Hexágonos en Bruselas (Foto: Revista Arquitectura, 1958).

El último edificio que sobresale en este excepcional conjunto es el “Pabellón de los Hexágonos”. Obra de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, nació como una arquitectura efímera para representar a España en la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Terminado el certamen, donde obtuvo el primer premio, incluso por encima del Atomium, hoy uno de los símbolos de la capital belga, se trasladó al recinto de la Feria del Campo. La reconstrucción fue, en cierto modo, aleatoria, adaptándose sus módulos hexagonales al terreno, pero permite apreciar la idea original de estos dos arquitectos geniales. Después de decenios de abandono, el Pabellón de los Hexágonos, con su rehabilitación, vuelve ahora a la vida, como esperamos que suceda con el inmenso patrimonio natural, histórico y arquitectónico que alberga la hasta hace no mucho denostada Casa de Campo de Madrid. Vale la pena visitarlos hoy en día, porque sesenta años después siguen siendo edificios audaces construidos en tiempos difíciles.

(Más información sobre la arquitectura de la Feria del Campo en el libro Paisajes Expositivos, de José de Coca, y en el blog “Por las calles de Madrid”, en la entrada http://por-las-calles-de-madrid.blogspot.com/2018/01/los-restos-de-la-feria-del-campo.html).