La adolescencia es una etapa complicada en la que tanto los hijos como los padres luchan por adaptarse los unos con los otros. La revolución hormonal juvenil y ver cómo los hijos van formándose y quieren tomar sus propias decisiones, a veces no es fácil para unos padres que intentan sobreprotegerlos e imponer sus normas de una manera, a lo mejor para ellos, no muy adecuada.

Rocío Ramos-Paul dio, el pasado 27 de marzo en el Auditorio Municipal de Boadilla, una charla en la que explicó más de cien razones para que un menor no beba alcohol y la manera de afrontar esa charla que hay que tener con los adolescentes cuando empiezan a salir y quedar con los amigos.

Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia de Comillas, especialista en Psicóloga General Sanitaria, máster en Psicología Clínica en CINTECO, técnico Educadora de Menores por la Comunidad de Madrid y profesora del doble Grado en Psicología y Criminología, Rocío Ramos-Paúl tiene un currículum impresionante y así lo demostró cuando se dirigió al auditorio.

Con un lenguaje ameno y cercano, contó situaciones en las que muchos de los asistentes se sintieron identificados. Rocío explicó que a la edad de 13 a 15 años, los adolescentes todavía no han desarrollado el autocontrol por lo que los gritos y discusiones con los padres muchas veces son inevitables, pero los progenitores deben generar momentos de calma, acercarse a ellos y recuperar ratos de disfrute con actividades que elijan los hijos para hacer juntos y de esta manera propiciar momentos de conversación padres-hijos.

Hay que establecer normas, pero también hay que darles privilegios, es decir, que esos privilegios se los tienen que ganar siendo responsables. Hay que castigar y premiar con criterio, si todo se les da gratuitamente a los hijos es muy nefasto para la educación ya que se creen con todos los derechos. Ellos tienen que tener responsabilidad sobre sus actos. Si acuerdas con tu hijo una hora de llegada y la cumple, puede que para la siguiente vez puedas permitirle llegar algo más tarde como premio. Si por el contrario no cumple con esa hora fijada, hay que quitarle privilegios pero haciéndole entender que no se los quitan sus padres sino que él mismo se los está quitando al no cumplir lo acordado. Estamos en una fase constante de negociación con ellos.

Rocío Ramos-Paúl aconseja no perder la paciencia, desde luego no saldrá a la primera pero no hay que dejar de intentar la comunicación con los hijos, enfatizar siempre cuando nos sentimos orgullosos de ellos y hacerles ver, como dice la psicóloga en su razón 101: “Porque no deseo para ti nada que pueda hacerte daño”.