El próximo mes de octubre, el restaurante La Txitxarrería celebrará su 30 aniversario desde que abriera sus puertas por primera vez en la calle Francia número 6 de Pozuelo de Alarcón. Bajo la dirección, más que acertada, de José Manuel Díaz Contreras, este restaurante ofrece además de un excelente producto, un servicio inigualable en un local que ha ido sufriendo modificaciones hasta llegar a lo que es ahora.


Manuel Díaz, padre de José Manuel, fue el que le inculcó el amor hacia la hostelería, una profesión que ha ejercido desde bien jovencito cuando empezó a trabajar en Exquisiteces. José Manuel cuenta cómo fueron los inicios de su padre en ese sector, “primero montó un bar en Aravaca que se llamaba La Osa, más tarde se hizo cargo de La Fuentecilla aquí en Pozuelo y luego abrió Exquisiteces que era una boutique del pan, con cafetería, un espacio para charcutería y algo de cocina. Ahí empecé a trabajar con 18 años, he pasado por todos los puestos, hasta por la panadería, porque cuando algún panadero se ponía enfermo o no había, me tocaba ir a las tres o cuatro de la madrugada a hacer pan y me tiré unos cuantos años con ese horario”.


Pero desgraciadamente, su padre falleció en el año 86 a la edad de 56 años y José Manuel, que era el mayor de sus hermanos, pasó a hacerse cargo de Exquisiteces, “al final, aunque mis hermanas (tres chicas) ayudaban, la mayor parte del negocio lo llevé yo, porque además de ellas tenía dos hermanos más que eran pequeños, uno de 16 y otro de 6 años. Entre todos, seguimos con el negocio. La verdad es que mi padre me enseñó a trabajar desde siempre”, recuerda José Manuel.

Dos imágenes de José Manuel Diez Contreras distantes en el tiempo y en distintos escenarios, en el interior del restaurante y en su huerto

Los inicios.- Antes de abrir La Txitxarrería, José Manuel abrió junto a otros socios el restaurante Orio Pozuelo, especialista en besugo y carne a la parrilla. Pero cuando decidió arriesgarse a montar sólo el restaurante de La Txitxarrería, fue cuando dejó Exquisiteces y pasó el testigo a sus hermanos. “Los inicios fueron espectaculares, porque no había nada por aquí, era un negocio novedoso, hice la inversión y prácticamente en casi dos años se amortizó todo. Fueron muy buenos años los del 92/93. El restaurante funcionó hasta el 2007/2008, cuando empezó la crisis, tuve que tomar decisiones y traje gente que realmente me pusiese el negocio en valor. Vino Goyo como maître, seguí con Luis, el cocinero que lleva desde el principio conmigo, e hice una selección de buenos profesionales, con todos ellos formamos un buen equipo y hasta ahora”, puntualiza José Manuel.


A lo largo de estos treinta años, La Txitxarrería ha ido sufriendo modificaciones con el objetivo de recibir mejor a sus clientes para que éstos se sintieran como en su segunda casa. La más importante se realizó en 2019 donde reformaron toda la cocina, los baños y la terraza interior, que quedó muy acogedora con el cambio de mobiliario, mantelería y los techos forrados de esparto. Después del confinamiento que todos sufrimos, nos cuenta José Manuel que al abrir después de la pandemia, el negocio fue muy bien, “hemos trabajado mucho y bien en Madrid porque mientras que en otras regiones estaban cerrando aquí se apostó por dejar que los negocios funcionasen y la verdad es que no nos ha ido mal”. Asimismo, apostaron por hacer una terraza exterior que ha sido la culminación de todo el proyecto de remodelación que iniciaron en 2019. Un lugar agradable para disfrutar de todos los platos que ofrece La Txitxarrería. Porque el motivo principal de que este negocio siga funcionando treinta años después, además de una acertada dirección y de un personal muy profesional, son los productos que ofrece de gran calidad. Lleva años trabajando con proveedores de la localidad como la pescadería Aparicio o la frutería Fernández, las verduras vienen de la huerta de José Francisco en Quijorna, pero también buscan y seleccionan el mejor producto fuera de Madrid. Los jamones y el lomo vienen de Huelva. Al principio José Manuel tenía una pequeña finca en el mismo Jabugo en la que criaban los cochinos, al final era mucho trabajo y con los años y los contactos de expertos, dieron con un producto espectacular en lo que se refiere a jamones y lomos que traen de Huelva. Las navajas, las almejas y el pulpo vienen directos de Bueu, en Galicia, las piparras de San Sebastián, en definitiva, siempre busca lo mejor para el cliente. Pero también hay que decir que La Txitxarrería cuenta con su pequeño huerto que se puede ver a través de la terraza interior del local. Una huerta en la que José Manuel cultiva berenjenas, tomates, pepinos, pimientos, lechugas, piparras y fresas, entre otras cosas y en la que podemos observar una de sus aficiones, su colección de bonsáis.


Otro de los atractivos de La Txitxarrería son los maridajes que organiza cada cierto tiempo. Reconocidas bodegas acuden al restaurante a explicar a los comensales que se apuntan a esos maridajes, cómo es el vino que están degustando, sus cualidades, características…, todo ello acompañado de un menú especial para la ocasión. “Llevamos ya unos ocho años con los maridajes y la verdad es que funcionan muy bien. De hecho, para este mes septiembre tenemos uno con la bodega Abadía Retuerta y otro en octubre con Valtravieso”, nos dice José Manuel.

Izq.: Fotografía del restaurante de hace unos años. Centro: Uno de los maridajes que La Txitxarrería celebra desde hace ocho años. Dcha.: José Manuel en la terraza exterior.


Hay clientes que siguen viniendo a La Txitxarrería después de 30 años porque es como su segunda casa y es que a José Manuel le encanta su profesión, todo lo que conlleva la gastronomía, además de la comida, las relaciones públicas que hace “porque conoces gente súper interesante”.


Y es que, el secreto de que la Txitxarrería celebre su 30 aniversario es la calidad de primera en el producto y un servicio profesional. ¡Muchísimas felicidades y a por otros 30 años más, por lo menos!.


(Texto: Kathy Montero. Fotos: Ayer&hoy, cedidas por La Txitxarrería)