Nieves Aparicio / CEO y propietaria de Válory

La llegada del verano suele traer consigo el disfrute de las vacaciones y el ansiado descanso de las obligaciones laborales. También es el momento en el que las rutinas se rompen o se flexibilizan y pasamos más tiempo en familia. Hasta aquí parece que todo esto es lo ideal.

Pero en esta época también se desencadena un fenómeno que va creciendo cada año: el aumento de los divorcios.

Según diversos estudios, este período vacacional se convierte en una encrucijada para muchas parejas, lo que lleva a una mayor cantidad de solicitudes de divorcio en el mes de septiembre. Se considera que un 40% de los divorcios que se producen en un año, se da después de la época estival.

Durante los meses de verano, las dinámicas familiares experimentan cambios significativos. El tiempo de convivencia prolongado, la rutina alterada y las expectativas sobre las vacaciones pueden generar tensiones y conflictos latentes que, finalmente, conducen a la toma de decisiones trascendentales. Pueden surgir roces incluso antes de pensar en las vacaciones porque cuando se piensa en pasar más tiempo en pareja puede uno darse cuenta de que la relación no funciona.

Tomar la decisión de divorciarse es un paso emocionalmente desafiante. Es crucial contar con el apoyo adecuado y los recursos necesarios para atravesar este proceso de manera informada y segura.

Ante esta realidad, una de las cosas más importantes que hay, además de un buen asesoramiento legal, es un acompañamiento durante todo el proceso de separación. Es decir, desde que se empieza a pensar que lo mismo es la mejor solución, hasta que se materializa.

Esto es algo que resalto como fundadora de Válory, la primera empresa especializada en divorcios de mujeres con hijos. Cuando una mujer se enfrenta a un divorcio necesita un apoyo integral durante todo el proceso, y muchas veces incluso cuando ha acabado la fase judicial. Necesitan abarcar desde aspectos legales a emocionales y financieros porque su mundo va a cambiar, y las dudas surgen.

Lo principal es asegurarse de que ninguna mujer se sienta sola durante esta etapa y que tenga acceso a los recursos necesarios para tomar decisiones informadas y construir un futuro estable para ellas y sus hijos. Porque la soledad es una de las losas más pesadas en este tránsito. El apoyo y sentir que se puede salir de todo ello hace que se sientan más fuertes para continuar con el proceso.
Muchas mujeres ven el divorcio como la solución a sus problemas, pero no saben los pasos que necesitan dar, los mínimos que deben tener y el proceso que seguirán. Por ello es importante que se apoyen en expertos: abogados, psicólogos, financieros y personas que ya han pasado por ello para que no se sientan solas.

La soledad en el proceso es un sentimiento que acompaña a muchas personas en el proceso de divorcio. Por ello, es importante conocer otras personas en la misma situación que, desde su experiencia, cuenten qué hay que hacer, lo que se puede encontrar una en esta situación y, sobre todo, comprobar que después hay más vida.

Porque un divorcio es una decisión que hay que tomar con toda la información disponible ya que normalmente nadie ha pasado por algo así anteriormente. Por tanto, lo mejor es dar todos los pasos acompañada y asesorada para no tener problemas más adelante y resolver todas las dudas que puedan surgir en el proceso.