La experiencia de pasar por dos abortos, el primero de ellos provocado y el segundo espontáneo, ha hecho que Leire Navaridas, vecina de Pozuelo, visibilice esta situación tan traumática que vive la mujer después de una intervención violenta del embarazo. Un trauma que la mayoría de mujeres silencian, sintiéndose culpables de una decisión la que se ven abocadas por la presión social, la pareja o la familia y porque, paralelamente no han sido escuchadas, apoyadas ni informadas. Muchas son las que pasado el estado de shock buscan el apoyo necesario para afrontar el duelo y desde Amasuve acompañan a esas madres o padres a superar el trauma post aborto, al mismo tiempo que visibilizan y crean conciencia para poder prevenirlo.

“En el aborto lo único seguro es que hay dos víctimas, la vida que venía en camino y la madre”

Pregunta.- ¿En qué momento inicias el proyecto de Amasuve y por qué?
Respuesta.-
Todo comienza cuando en 2018 voy a la manifestación del 8M de Madrid con mi tercer hijo en la mochilita, iba súper ilusionada con mi niño a todas partes. Allí me encuentro los carteles reclamando el aborto como un derecho. Ahí entiendo que tengo que dar un paso al frente porque no se puede mantener esa idea de que el aborto es algo positivo para la mujer y menos aún feminista. Publiqué un post en Facebook y la Fundación Redmadre, de la que era voluntaria, me invitó a grabar mi testimonio en vídeo. A partir de ese vídeo comienzan a contactarme muchas mujeres totalmente desconsoladas buscando esa comprensión, ese “ayúdame a perdonarme”; y, también, me empiezan a venir un montón de peticiones de colegios, universidades o prensa para hablar y compartir ese testimonio. En 2021 a medida que voy atendiendo a más madres, decido crear el proyecto Unión Postaborto, porque me doy cuenta que el denominador común de todas, a parte del desamor y la violencia, es la profunda soledad. Este grupo viene a ser como una especie de terapia grupal, donde escuchar las historias de otras, les ayuda muchísimo, son comprensivas, no la culpabilizan. Realizamos una videoconferencia mensual porque además de españolas, muchas están en Colombia, República Dominicana, Argentina, México… Luego creo parejas o subgrupos que puedan mantener esa relación terapéutica hasta la próxima reunión. Entre tanto me van surgiendo nuevas madres que, atiendo individualmente, aunque hay casos que, por su gravedad, requieren un seguimiento diario. Mi entrega altruista la realizaba en mi tiempo libre. Pero la demanda exige que me dedique a tiempo completo.


P.- ¿Cuáles son los objetivos de Amasuve?
R.-
Amasuve es una asociación para el acompañamiento y la visibilización del postaborto. Ayudamos tanto a madres como a padres que hayan perdido a sus hijos tras una Intervención Violenta del Embarazo (IVE) y que busquen superar el trauma del postaborto, además de visibilizar las consecuencias de una IVE para crear conciencia e intervenir en el debate público sobre el aborto como forma de prevención. Nuestro objetivo es poder tener recursos para llegar al máximo número de personas y ayudar emocionalmente en un momento muy vulnerable para ellas. También nos llegan a través del perfil @unabortodespues avisos de que van a abortar. Ahí sabemos que lo que están realmente pidiendo es “por favor paradme”, es una llamada de auxilio. Y nuestra atención funciona. Este año ya han nacido 4 bebés de 5 intervenciones realizadas virtualmente.


P.- Entiendo que tu postura es no al aborto pero, ¿respetas a la gente que toma esa decisión?
R.-
Respeto la voluntad de todas las personas, no voy a obligar a nadie, cosa que sí hace parte del personal sanitario cuando hay un diagnóstico prenatal con síndrome de Down o con algún tipo de anomalía. Aquella que dice que no va a abortar, es acosada chequeo tras chequeo, tachándola de irresponsable. ¡Por salvar vida! ¿Por qué cuando alguien se quiere tirar por la ventana se hace lo posible para que no lo haga? Porque todo el mundo entiende que esa persona tiene un problema, y de la misma forma, las que nos dedicamos a esto, sabemos que una mujer que va a abortar, tiene un problema, y el problema no es el bebé, sino todo el conflicto que le viene asociado a ese embarazo.


P.- ¿Y aquellas mujeres que no tienen ese instinto maternal y optan por interrumpir el embarazo? Entiendo que en esos casos lo tienen muy claro y no tengan trauma postaborto.
R.-
Hay que ser fiel a la realidad y ser conscientes que cuando una mujer está embarazada ya es madre, a partir de ahí, lo único que vas a poder decidir, y yo lo digo muy claro, es si eres madre de un hijo vivo o de un hijo muerto. Ser madre de un hijo muerto es muy duro y las mujeres que hemos perdido hijos lo sabemos. Hay un vínculo madre-hijo que se establece antes del embarazo. Cuando se rompe ese vínculo de forma violenta se produce un trauma aunque no seamos conscientes en ese momento.


P.- ¿Cuáles son las características más comunes de aquellas mujeres que pasan por una IVE?
R.-
De las que me llegan a mí, todas tienen en común dos cosas: primera, que son conscientes de que han perdido un hijo o hija. Y segunda, que están en absoluta soledad: lo estuvieron cuando fueron a abortar y se han mantenido en una profunda soledad y desamparo a la hora de enfrentar ese trauma por la muerte de ese hijo, o hijos, porque normalmente suele haber más de uno.


P.- ¿Qué pautas les das para superar el trauma?
R.-
Dentro de la sanación hay dos vías, una es restablecer el vínculo de amor con el niño o la niña que han perdido, y la segunda, que recuperen su integridad física, emocional, pasional y espiritual, que perdieron, mayormente antes del aborto, con las relaciones sexuales que dieron fruto a ese embarazo. Hay que recuperar ese valorarse a sí mismas, entender por qué se estaban sometiendo a relaciones donde no había amor, empoderarlas. Para ello, nos tenemos que ir a su infancia, ver su trayectoria vital, analizar el momento en el que están actualmente y la oportunidad que les brinda tomar conciencia de todo lo vivido hasta poder honrar a sus hijos. Pasa mucho en el inicio por invitarlas a que conecten con ese dolor y llorarlo, a que conecten con esa ira que sienten y pegarla.


P.- ¿Qué opinas del lema “Nosotras parimos, nosotras decidimos”?
R.-
De joven, defendía el derecho al aborto. Vivimos en un sistema social que legitima esa violencia, esa intervención violenta del embarazo. Te hacen creer que es algo positivo para ti, “las feministas” te lo venden como algo maravilloso, pero luego te das cuenta de que te han destruido totalmente. Yo rescato esa frase y digo, por supuesto, que si estás embrazada tú tienes que decidir dónde, con quién y cómo pares. Lo que es un error y una trampa es pensar que cuando estás embarazada puedes decidir sobre si ser madre o no. En el aborto lo único seguro es que va a haber dos víctimas, la vida que venía en camino y la de la madre. Ahora, algunas dicen que la gestación y el parto son traumáticos. ¿Cómo puede algo que va en la propia ley de la naturaleza ser traumático? La sociedad capitalista te habla de la maternidad como una condena, un lastre que te priva de libertad, este techo en tu carrera, en tus objetivos individuales, con lo cual cuando te ves embarazada, lo único que quieres es deshacerte de esa condena. Pero hay que reconocer que un bebé no es nada de eso.


P.- ¿Qué es lo que no te cuentan los profesionales que hacen las intervenciones de embarazos?
R.-
Para empezar, no existe el bebé, está sacado de la conversación, no te hacen ecografía, en ningún momento te lo muestran. Hay una falta de información muy grande de ese momento al que acudes a la clínica y de las posibles consecuencias, como quedarte estéril. Cuando tú tienes, por ejemplo, un cáncer de pulmón, el médico te enseña las placas, te dice dónde está, lo que mide, cómo se va a proceder a la extirpación del tumor y los riesgos de la operación. En estas clínicas no hay información, lo único que les importa es facturar. Y saben muy bien cómo hacerlo.


P.- ¿Cómo se financia Amasuve?
R.-
Acabamos de nacer. De momento buscamos donaciones particulares porque hasta los 2 años no dan subvenciones. Es necesario construir la estructura y, a partir de ahí, invertir en difusión para acoger y acompañar a más personas, y en visibilización para prevenir. Todo lo que he hecho hasta la fecha se puede ver en Instagram @leirenavaridas y a partir de ahora también en amasuve_org.

Texto y fotos: Kathy Montero