Referente nacional en la especialidad de oncología médica, el doctor Juan de la Haba Rodríguez posee una sensibilidad especial para escuchar las necesidades del paciente. Combinar la profesionalidad con los valores humanos es un don que muy pocas personas tienen. Y es que cuando escuchamos la palabra cáncer, siempre pensamos en lo peor, pero afortunadamente muchos son los pacientes que lo superan. En esta entrevista, el oncólogo médico Juan de la Haba Rodríguez nos habla de su profesión y de cómo él y su equipo afrontan el día a día junto con sus pacientes.

“Para poder hacer bien mi trabajo pregunto al paciente primero qué necesita de mí”

Pregunta.- Cuando el cáncer llega a la vida de una persona, lo normal es sentir miedo pero además, ¿qué problemas origina?
Respuesta.
– Pues sí, es normal sentir miedo, además habitualmente llega sin avisar y, si a lo mejor ha avisado, ha sido con algún síntoma que uno trata de pensar que puede ser otra cosa diferente pero que finalmente termina confirmando el peor de los presagios. Obviamente es una enfermedad, que por definición es grave, aunque cada vez tiene matices que hace que pueda venir cargada de esperanza.


P.- Usted ejerce como oncólogo en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, ¿por qué cuando hizo su especialidad eligió oncología?
R.-
Oncología en la época en la que la elegí era una especialidad bastante desconocida y para mí aunaba dos áreas que creo que son importantes desde el punto de vista de crecimiento personal y profesional. Desde el punto de vista personal, el contacto con personas en situaciones complicadas, para mí supone un crecimiento personal muy grande. Por otro lado, desde el punto de vista profesional, era un área de conocimiento en expansión y eso te hace mantenerte vivo, ilusionado, y con el tiempo se ha confirmado, en los casi treinta años que llevo de ejercicio profesional, que estamos asistiendo a situaciones en las que se les está dando la vuelta completamente en cuanto a expectativas de vida y pronóstico, con lo cual para mí es muy positivo, estoy muy contento.


P.- Dice contento, ¿ha llorado alguna vez?
R.-
Sí claro, más de una, con una sensación muchas veces de impotencia. La medicina de todas maneras es una profesión en la cual uno pone los medios, pero asegura poco los resultados. Cada vez los aseguramos algo más pero cuando no podemos, en ocasiones nos genera sensación de frustración. En esta profesión, uno vive de cerca lo que supone una pérdida de una persona que bien por edad o bien por la situación de entorno que estaba viviendo, te lleva un poco al sentimiento de injusticia y ese sentimiento lo tienes que expresar de alguna manera, y en ocasiones se expresa llorando.


P.- ¿Cuál es la mejor manera, si es que la hay, de comunicar a un paciente que tiene cáncer?
R.-
La comunicación de una mala noticia tiene un objetivo claro final que es decir la verdad y la verdad es que tienes un cáncer. Creo que tiene que venir muy bien preparada de antemano, es decir, saber qué vamos a decir y a quién se lo vamos a decir y eso implica necesariamente conocer a la persona a la cual vamos a dar la noticia. ¿Qué es lo que no debemos hacer? Dar una noticia a una persona que tiene cáncer y que no conocemos absolutamente de nada y que, a lo mejor, viene hasta sola a la consulta, esa es una situación en la cual tenemos que esperar un mejor momento y el mejor momento viene de la mano de conocer mejor a la persona y a su entorno.


En segundo lugar, creo que hay un acto de empatía, de conexión realmente con lo que supone el diagnóstico para esa persona, manteniendo un cierto distanciamiento emocional, si no, creo que terminaríamos mal los oncólogos. Tiene que ser un momento de mirar a la cara, a los ojos, al paciente, estar muy pendiente de que lo que se le está diciendo lo está entendiendo bien, dejar tiempos de silencio para que el paciente pueda preguntar y todo rodeado de un cierto entorno afectivo. No puede ser una noticia fría, distante, como lo haría una máquina.


P.- Supongo que se habrá enfrentado a pacientes que cuando les ha diagnosticado un cáncer, hayan querido abandonar, ¿de qué manera se puede revertir ese pensamiento negativo para que intenten luchar? Porque no todos los cánceres terminan mal, hay muchos que se salvan.
R.-
Hay veces que ese pensamiento negativo es consecuencia de una historia previa vivida. Muchas veces empiezo por ahí: ¿habéis tenido alguna experiencia en la familia de algún cáncer o algo similar? Y con frecuencia han tenido en ocasiones malas experiencias que en nada se parece a la experiencia que tiene en la actualidad esa persona cuyo pensamiento es “no merece la pena, al final para qué”. Indagar sobre experiencias previas es el primer paso, porque a lo mejor ahí tenemos la clave para tratar de revertir, simplemente diciendo “oye esto es diferente, se ha detectado en otro momento, es otro tipo de tumor”. En ocasiones no hay experiencia previa, sin embargo, hay posiciones que son negativas. Creo que una buena información dada con datos, con porcentajes de supervivencia a largo plazo que, aunque pueda parecer algo frío, los pacientes ven que hay una probabilidad de estar vivo superior al 80% o al 90% y esto les cambia totalmente la perspectiva.


Creo que con esas dos armas: conocer los antecedentes de experiencias previas y dando una información objetiva en los casos que sean buenos, bien merece la pena luchar. Hay situaciones en las cuales el pronóstico es el que es, el diagnóstico de una enfermedad incurable con la ciencia que tenemos en la actualidad es la que es, pero también en esos momentos, es importante implicar al paciente y hacer todo lo posible porque su vida tenga una calidad lo suficientemente buena como para que le merezca la pena vivir y estar. Otra forma de implicar al paciente es negociar, decirle lo que vamos a poner para que esté mejor y mejor más tiempo y en el momento en que estas dos condiciones no se estén cumpliendo, hablamos y replanteamos toda la estrategia del tratamiento. Creo que esos tres escenarios pueden ser significativos a la hora de orientar y como revertir ese “no quiero hacer nada”.


P.- Si yo le digo la palabra investigación, ¿usted qué me dice, hay suficiente?
R.-
Bueno, esto es como todo. Siempre digo que hay que ponerse en la foto, cuando nos ponemos en la foto vemos realmente como están los demás y como estamos nosotros. España no está bien en investigación, tiene muy buenos investigadores, pero no tiene priorizada la investigación. Confiamos en que otros investiguen y poder acceder a sus resultados, pero no hay iniciativas prioritarias en política económica basada en la investigación biosanitaria, no la hay. Pero insisto, tenemos muy buenos investigadores que lo hacen por vocación, contactan con grupos externos, comparten resultados y muchos de ellos terminan en universidades fuera de nuestro país desarrollando esa investigación contra el cáncer. La investigación que tenemos en la actualidad no es una investigación puntera a nivel mundial en cáncer, tenemos buenos investigadores, pero poca dotación.


P.-¿Qué es el proyecto ¿En qué te puedo ayudar??
R.-
Es una frase con la que suelo empezar la consulta y ha sido consecuencia de una madurez profesional. Para poder hacer bien mi trabajo tengo que preguntar primero al paciente qué necesita de mí, de ahí viene la frase ¿En qué te puedo ayudar? Uno va descubriendo una serie de matices en los pacientes que vienen a la consulta y su única intención es llegar, por ejemplo, a la comunión del nieto, porque tienen bien claro que ese es su principal objetivo y hay otros pacientes que están dispuestos a hacer lo que sea por vivir tres meses más, porque son jóvenes, tienen un proyecto vital, y claro, los planteamientos del médico no pueden ser lo que él piense que es bueno para el paciente sino lo que el paciente solicita lo que es bueno para él. Ese es el matiz de donde viene “en qué te puedo ayudar”. De esa actitud de escucha, mía y del equipo, surgen aspectos que a lo mejor nos pasan desapercibidos y que realmente son importantes para ellos, como la alopecia. Al final es escuchar al paciente y ver en qué cosas le podemos ayudar, nada más.

Texto: Kathy Montero Fotos: @A.J.González (Córdoba Digital)