Luis Andrés Domingo Puertas /
Historiador y arqueólogo

La Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Silos ha sido, desde sus orígenes, un edificio central en la configuración urbana de la localidad madrileña de Pinto, además de referente religioso ubicado intencionalmente sobre una zona elevada con respecto al entorno inmediato a fin de resaltar escenográficamente la relevancia simbólica del edificio.

Aunque existen indicios y noticias de un precedente más antiguo ubicado en el mismo emplazamiento, la Iglesia Parroquial, consagrada a Santo Domingo de Silos, es un edificio construido en su mayor parte durante el siglo XVI. De hecho, sabemos que las obras se desarrollaron a lo largo del primer tercio de dicho siglo, si bien, como suele ser habitual en este tipo de edificios, se fueron produciendo añadidos y remodelaciones parciales en fechas posteriores. Así, por ejemplo, la construcción de la torre original, hoy perdida, que comenzó a erigirse en 1544 y fue concluida en 1601, tras un dilatado proceso constructivo marcado por dificultades económicas y diversos litigios. Y, casi en paralelo, la construcción de la tribuna y portada principal del templo, de estilo plateresco, fueron encargadas a Hernando de Pineda en 1567 y continuadas por su hijo, a partir de 1592, terminándose la portada en 1609 y la tribuna en 1615.

(Fotos: Wikipedia y www.parroquiasantodomingo.es)

Actualmente podemos apreciar que se trata de un edificio de grandes dimensiones, con tres naves, un crucero que no se aprecia desde el exterior, y un ábside poligonal en la cabecera. Las esbeltas y bellas bóvedas de crucería, que contrastan con la sobriedad constructiva del exterior, nos remiten a un gótico tardío similar al de tantos templos castellanos de ese periodo.

En la actual configuración de la Iglesia, no puede dejar de apuntarse la lamentable pérdida de la torre campanario original y de la portada plateresca, desmanteladas en 1920 por la ominosa y rocambolesca acción del que se conoció como el “cura loco”. La portada y torre actuales son resultado de las respectivas reconstrucciones de 1923 y 1953, y nada tienen que ver estética y formalmente con las construcciones originales. No obstante, se conserva documentación fotográfica y escrita suficiente como para conocer las características de estos dos elementos perdidos. La portada estaba enmarcada por un gran arco de medio punto flanqueado por dos contrafuertes y constaba de un cuerpo inferior con pares de columnas a los lados y puerta con arco. Sobre el entablamento se disponía el cuerpo superior con tres nichos con esculturas, delimitados por pequeñas columnas coronadas con frontón redondo.

(Fotos: Wikipedia y www.parroquiasantodomingo.es)

Por su parte, la torre, muy diferente de la actual, disponía de tres cuerpos. El primero era de planta cuadrada; el segundo, contaba con pares de ventanas de arcos de medio punto en sus cuatro lados y, el tercero, de planta octogonal y aparejo rústico con arcos de medio punto y dovelas resaltadas, estaba coronado con un chapitel de pizarra.
En el interior de la Iglesia, una de las obras que revisten mayor interés es el púlpito plateresco, labrado en piedra y yeso con grutescos y diversas figuraciones fantásticas, animales, humanas y vegetales. Es una auténtica joya de delicadas y exquisitas trazas que se enmarca en el estilo manierista y sigue los modelos de Alonso de Covarrubias. Sobre el púlpito destaca el dosel, un templete con columnillas y una pequeña cúpula. De finales del siglo XVII es la sacristía nueva, de planta rectangular y bóveda de medio cañón, con huecos termales y lunetos. No es de extrañar, pues, que la Comunidad de Madrid, el 12 de noviembre de 2019, aprobase la declaración de esta Iglesia como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, por “su relevancia histórica y cultural, además de por su gran valor arquitectónico y artístico”. Sin duda, un activo cultural, religioso y turístico que se suma a otros tantos que nos brinda la ciudad de Pinto y que invitan a realizar un recorrido por la historia de sus calles, edificios y rincones.