En nuestro Ayer y hoy de…, de este mes queremos rendir homenaje a esos bares de pueblos, esas tascas pequeñas que cuentan historias y en las que se reúnen los de toda la vida para compartir momentos únicos.
Os hablamos este mes del Bar El Quijote, ubicado en la calle de Martínez Bande número 1, de Pozuelo de Alarcón, un pequeño local cuyo protagonista es el singular Demetrio Sánchez. Oriundo de Madroñeras, en Cáceres, su oficio ha sido siempre el de albañil, aunque por una lesión de espalda tuvo que dejar su trabajo en la obra y decidió adquirir este pequeño local en Pozuelo, localidad en la que vive. Aficionado a los toros, siendo torero cuando era más joven, nos cuenta que toreó en su pueblo, en Madroñeras, en 1969 justo antes de irse a la mili. Afirma que dejó el mundo taurino porque “mi madre lloraba como una magdalena cada vez que salía a torear”. Su afición se refleja en la decoración del bar, decorado con numerosos carteles de ferias taurinas y por supuesto, no podía faltar el cartel en el que sale su nombre en la gran becerrada en la que participó en su pueblo natal.

Fue en 1981 cuando Demetrio adquirió el bar El Quijote, ni siquiera le cambió el nombre de su anterior dueño que era manchego. Ya son 43 años los que lleva detrás de la barra atendiendo a sus clientes, que más que clientes son amigos. Una gran familia de gente de toda la vida de Pozuelo, que se siente muy a gusto cuando van a ver a Demetrio, “algunos de esos clientes ya no están con nosotros, pero siguen viniendo sus hijos”, afirma. Nos cuentan sus clientes que lo mejor del bar, además de Demetrio, es su espectacular tortilla de patata, “la mejor de todo Pozuelo”, dicen, y es que su mujer Juli, es la que se encarga de cocinarla. “Además es el único bar que siempre te pone de tapa jamón serrano”, confirman sus amigos y clientes.

Dice Demetrio que en breve dejará el bar, se jubilará y se irá a su pueblo a disfrutar de la jubilación junto a su mujer, pero algunas clientas nos cuentan que lleva seis años diciendo que lo va a cerrar pero que aquí sigue, aunque Demetrio está vez dice que va en serio.
El ambiente que se respira en el Bar El Quijote es muy familiar, “al final todos somos conocidos, gente del pueblo, te sientes a gusto, coincidimos todos aquí, no hay jaleos, es un sitio tranquilo donde te atienden muy bien. Demetrio es un buen hombre, trabajador y aguanta mucho a los clientes (risas). A mí me gusta mucho, es el último bar que queda en Pozuelo así, antiguo. Recuerdo que, con 15 años, que todavía no existía la avenida de Europa, veníamos por aquí a tomar algo. El ambiente es muy bueno porque nos conocemos todos”, afirma Javier, cliente y amigo de Demetrio.

Los bares de antes, los de barrio, tienen algo especial y eso lo notas cuando te haces querer, como Demetrio. Y es que cuando crecemos en un barrio, tus recuerdos de infancia y juventud están ligados a este tipo de bares, que los haces propios, en esa intimidad familiar radica su encanto y el Bar El Quijote en Pozuelo, lo ha demostrado con creces. Un encanto especial que Demetrio ha sabido dar a cada uno de sus clientes. ¡Muchísimas gracias, Demetrio!
Texto: Kathy Montero
Fotos: Ayer&hoy, Bar El Quijote