Qué importante es el mercado como núcleo central de la vida de un pueblo. Eso lo saben bien en La Galería de Boadilla que llevan casi 35 años dando lo mejor de sus productos a los vecinos de la localidad. Este mercado lo construyó el ya fallecido José Luis García y tenía distintas entradas ya que podías acceder a él bien por la calle San Sebastián número 7-9, por la calle Convento número 4 o por la calle Juan Carlos I número 30.

La Galería de Boadilla contaba con unos treinta y tres locales en dos plantas además del aparcamiento para sus clientes al que se accedía por la calle Convento número 4. Los tiempos van cambiando y debido a la apertura de las grandes superficies de alimentación, poco a poco muchos de los puestos fueron cerrando. Actualmente quedan cinco puestos: dos carnicerías, una pescadería, una frutería y una charcutería. Pedro Gómez, que junto con Ricardo Herranz son los gerentes de la Carnicería Selecta Gómez Herranz, nos cuenta que lleva en la galería desde el principio “en los inicios aquí se vendía para aburrir, sobre todo los primeros años, de hecho, en verano era cuando más se vendía porque se conoce que la gente se venía desde Madrid aquí a pasar el verano a las urbanizaciones y, los primeros años agosto era el mes más fuerte”. Pedro aprendió el oficio a los 14 años en un puesto en Majadahonda, “a mí del oficio me gusta todo, porque lo hemos mamado desde pequeños y eso o te gusta o no te gusta. Nosotros nos distinguimos por la calidad que tenemos en el género y luego el trato que tienes con la gente, que eso las grandes superficies no lo tienen. Nuestros clientes son de mucho tiempo, confían en ti y tienes un trato personal que es lo principal para nosotros”.

Izq.: Una de las entradas a La Galería de Boadilla. Centro: Juan Aparicio, padre de la actual gerente de Pescados Aparicio. Dcha.: Ricardo Herranz, de Carnicería Selecta Gómez Herranz en 1996. 

Otro de los puestos que lleva desde los inicios es la Pescadería Aparicio. Tamara Aparicio Fajardo es la actual gerente que lleva ya dieciocho años como pescadera, “al principio era de mi tío Antonio, cuando lo dejó lo llevó mi primo Antonio junto con mi padre, luego la cogió mi padre, Juan Aparicio, y ya ahí, entré yo. Es un trabajo que te tiene que gustar y a mí el oficio de pescadera me gusta mucho. Ahora las galerías están un poco flojas, pero nosotros tenemos la suerte de tener muchos clientes que nos vienen a comprar desde los inicios. Ofrecemos buen género, eso es lo más importante y cuidamos mucho el trato con la gente. Es verdad que vivimos en un municipio donde hay mucha gente joven que no conoce las galerías y se acercan más a los centros comerciales a comprar, pero nosotros seguimos estando ahí, ofreciendo un buen producto a nuestros clientes”.

Venancio Fernández llegó a las galerías de Boadilla al año de su inauguración, lleva ya casi 34 años al frente de su carnicería y le acompaña en su día a día su hijo. “Para mí la carnicería lo es todo, mi vida, mi trabajo… Lo que más me gusta es atender a la gente. Cuando nosotros vinimos aquí, las familias podían tener siete u ocho hijos, las señoras cocinaban más en casa, era otro sistema de comprar, de vivir y de todo, no existían casi los precocinados… hay muchas cosas que han cambiado. Soy del Bierzo de León, mis hermanos y yo nos vinimos a Madrid cuando yo tenía 16 años, que empecé a trabajar aprendiendo el oficio en Vallecas. Al principio en las galerías estábamos todos los locales abiertos, con el tiempo nos quitaron el aparcamiento, los locales de arriba se convirtieron en oficinas, con los centros comerciales se empezó a complicar y fueron cerrando algunos puestos, pero además es que estamos a falta de profesionales, no es fácil encontrar carniceros”, nos cuenta Venancio.

Dos de los puestos que llevan desde los inicios en La Galería de Boadilla: Pescados Aparicio y Carnicería Gómez Herranz.

La responsable de la fruta y la verdura es Mónica Serrano que, desde su puesto Frutas Boadilla, atiende con una sonrisa a los clientes que vienen a comprarle. Fue su padre quien cogió las riendas del negocio a los seis años de abrirse esta galería. Se ha criado prácticamente mamando el negocio ya que después, se encargó ella incorporándose también su madre. “Para mí, que mi padre me enseñara el oficio fue muy bonito, además es un trabajo que me gusta mucho, tratar con la gente, haces muchas amistades también. Tenemos clientes de siempre, la gente que venía a comprar a mi padre sigue viniendo ahora conmigo, no nos han dejado. El futuro, si no se arreglan un poco las galerías, en general todas, al final terminarán desapareciendo. Hablo con gente en el Mercado Central y me dicen todos lo mismo, que las galerías de calle están cerrando, pero yo sigo ofreciendo productos buenos, de calidad y mucha alegría”.

Paco es el responsable de la charcutería Hnos. Pérez. Lleva en el puesto tres años, aunque su hermano llevaba unos veinticinco. Se vino a Boadilla para ayudar a su hermano que cayó enfermo. Para Paco las galerías ofrecen “una atención más personalizada, un trato al cliente totalmente distinto al de las grandes superficies, es un trato más de amigos. Cada día se tiende más al envasado y no al corte tradicional y debería ser todo lo contrario. Hay que venir más al pequeño comercio, a la atención directa”, nos dice Paco.

 

Izq.: Mónica Serrano, de Frutas Boadilla en la actualidad. Centro: Venancio Fernández en el pasado, una de las carnicerías veteranas de la Galería. Dcha.: La charcutería Hnos. Pérez cuando se pagaba en pesetas.

En definitiva, los tiempos van cambiando y las costumbres también, pero lo que nunca hay que perder es el hábito de visitar y de comprar en unas galerías de pueblo porque además de ofrecernos una excelente calidad, nos ofrecen algo más importante que es ese trato, ese cariño y esa amistad que nos brindan desde sus puestos del mercado.

Texto: Kathy Montero Fotos: La Galería de Boadilla