Hay constancia en las crónicas periodísticas, que hay gigantes en Pozuelo al menos desde 1914, una coincidencia que justo un siglo después, Juanjo Granizo junto a su mujer y un grupo de amigos quisiera recuperar esa tradición. Juanjo tiene ese recuerdo en su adolescencia de ver en las fiestas patronales a una pareja de gigantes, unos reyes católicos que llegaron al ayuntamiento a principios de los 70 y que, desgraciadamente se queman a mediados de los 80. El amor hacia su pueblo, a sus tradiciones y sus raíces ha hecho que esta gran fiesta familiar vuelva a las calles de Pozuelo gracias a esta gran comparsa formada por 140 miembros.

“El proyecto de la comparsa es que los gigantes cuenten pasajes de la historia de Pozuelo”

Pregunta.- ¿Cuándo se funda la comparsa y por qué decides retomar esa tradición?
Respuesta.-
Se funda oficialmente en octubre de 2014, después de ir a Pamplona por San Fermín. Nos gustó tanto la fiesta familiar que representan los gigantes que, añorando los gigantes de Pozuelo que tuvimos en su día, que tenían más de cien años de historia y que se perdieron, decidimos ese mismo año reinventar la idea de los gigantes con una visión más novedosa. En lugar de que fueran municipales, serían de una asociación, así los vecinos serían quienes los organizasen, moviesen y gestionasen. Eso empieza en octubre de 2014 aunque los primeros gigantes se presentan al público en septiembre de 2015. La idea era volver a recuperar aquella fiesta que nosotros vimos en nuestra adolescencia, y que desapareció en el 84/85 cuando un incendio en las dependencias municipales los dañó y el ayuntamiento ya no los sustituyó, perdiendo así la tradición.


P.- ¿Cuál es la primera pareja de gigantes que encargáis, a quién y quiénes son esos gigantes?
R.-
Los gigantes y los cabezudos vienen todos de la misma mano, Aitor Calleja, un artista navarro que tiene su taller en un pueblo a las afueras de Pamplona. Le elegimos a él primero un poco por romanticismo, ya que al surgir la idea en Pamplona quisimos que fuera allí donde se hiciesen y segundo, porque Aitor Calleja es indiscutiblemente el mejor. Una vez vistos los gigantes de Aitor y visto los otros, no hay color. La primera pareja habíamos pensado que fueran un curtidor y una lavandera, pero Esperanza Morón, la cronista de la Villa nos dio una idea que a mí me pareció estupenda, que era hacer a los dos primeros mayorazgos que tuvo Pozuelo, que fueron Gabriel Ocaña de Alarcón y su segunda esposa, Mariana Garnica Ramírez de Aro. El padre de Gabriel compra la jurisdicción de la aldea de realengo al rey, era por aquellos entonces Pozuelo de Aravaca, lo incorpora al mayorazgo de la familia que lo hereda Gabriel como primer mayorazgo. Se le cambia el rango de aldea a villa y se le nombra como Pozuelo de Alarcón. Estos dos gigantes representan ese pasaje de la historia de Pozuelo de Alarcón de 1632/34, más o menos.


P.- ¿Quiénes fueron los dos siguientes gigantes?
R.-
El curtidor y la lavandera, que vienen en el 2017. Por el medio, en el 2016, vienen los cinco primeros cabezudos, ahora hay seis. El curtidor y la lavandera son un homenaje a la gente humilde de Pozuelo, dos oficios muy tradicionales en el pueblo. Él se llama Crispín, en homenaje a San Crispín, el patrón de los curtidores y ella se llama Julia en homenaje a Julia Díaz Olalla, una mujer que vivía en lo que ahora es la residencia La Atalaya. Cuando se quedó viuda, vendió su casa, compró otra más pequeña y con lo que le sobró, construyó una techumbre para el lavadero, lo adecentó un poco para que aquellas mujeres que trabajaban en la intemperie pudieran tener un poco de cobijo en su trabajo. La calle que está junto al lavadero se llama precisamente Julia Díaz Olalla.


P.- ¿Cuándo viene la pareja de reyes?
R.-
En 2019, que fue cuando hicimos el pregón en las fiestas y su presentación oficial. El proyecto de la comparsa es que los gigantes cuenten pasajes de la historia de Pozuelo, no son unos gigantes cualesquiera. ¿Hay algún rey que tenga que ver con la historia de Pozuelo? Pues no mucho, pero tirando del hilo de los curtidos, precisamente el rey que concede las primeras cédulas para construcción de fábricas de curtidos en Pozuelo es Fernando VI, además es un rey pacífico es, de los borbones, el más sensato, no tiene escándalos. Su mujer, Bárbara de Braganza, era muy culta, amante de las artes. Eran unos personajes que respondían un poco a lo que queríamos hacer, representar la historia de Pozuelo y que tuvieran algún tipo de valor. En 2021 trajimos a la última cabezuda, que es Casilda, la cría o la también mal llamada niña del exorcista (risas), por la cara de mala leche que tiene. Este año se estrena la última pareja.


P.- Háblanos de quiénes son los últimos gigantes en incorporarse a la comparsa.
R.-
El proyecto era tener cuatro parejas de gigantes y éstos últimos son el doctor Ulecia y la primera maestra que tuvo Pozuelo Estación, Martina García. Ulecia es el primer pediatra moderno de la historia de España, se dedica a los niños en exclusividad y además lo promueve a nivel académico también. Asimismo, trajo a España una cosa que fue muy importante, la institución de la gota de leche. En aquella época muchos niños morían desnutridos por la mala calidad de la leche, ya fuera porque las madres les daban el pecho en malas condiciones o porque la leche que les daban como sustitutivo a la materna, estaba en mal estado. Él hizo una cosa que era revolucionaria para aquella época, que era cocer la leche, higienizarla para que los niños no tuvieran diarreas. Eso supuso una reducción espectacular en la mortalidad infantil en España en los primeros años del siglo XX. Además, fue clave en el desarrollo del barrio de La Estación. Ahí la historia le enlaza con Martina. En un momento dado los de La Estación piden un colegio y ni el ayuntamiento ni la diputación lo quieren hacer. Ulecia, tiene una casita dentro de su finca en Pozuelo Estación, y con el dinero de su mujer Paz, hace un aulario en la parte de abajo y una vivienda en la de arriba que se la cede a la maestra, Martina. Y esa es la historia que cuenta un capítulo de La Estación, que es una cosa que nos quedaba pendiente.


P.- ¿Quién hace la estructura y la vestimenta?
R.-
Los gigantes tienen tres partes: la escultura que la hace Aitor, la parte del caballete que la hace Juan Pedro, que es carpintero y luego la vestimenta, que la hacen dos socios de la comparsa Carmen y Paco, modista y tapicero, respectivamente. Las referencias para las vestimentas, en el caso de Gabriel y Mariana viene por cuadros de Velázquez. De Crispín, tenemos fotografías de cómo vestían los curtidores. En cuanto a Julia, nos fijamos en un cuadro del Museo del Romanticismo en el que hay unos soldados cortejando a unas lavanderas en el río Manzanares. Del doctor Ulecia tenemos muchas fotos de él, va como los médicos de principios del siglo XX y para la maestra, Martina, su vestimenta está inspirada en las mujeres que pinta Sorolla. De la pareja de reyes, hay muchos de cuadros de ellos. Los gigantes pesan entre 45 y 52 kilos y la ropa que está por debajo de la cintura es la que estabiliza el caballete, por lo que interesa que la tela tenga cuerpo y que sea sufrida.


P.- ¿Qué ha supuesto para ti recuperar esta tradición?
R.-
Cuando nos fuimos a San Fermín, Juan Pedro, Juanma Carretero, mi mujer y yo, íbamos pensando un poco en la idea de los gigantes. Hice una foto allí a la giganta Reina Negra, en la que se ve a Juan Pedro metido debajo del caballete preguntando a quien lo lleva, cómo se hace un gigante. Delante de la giganta está Eugenia, mi mujer, que tiene una cara de ilusión que lo dice todo. Y siempre digo que el momento fundacional de la comparsa es ese, en el que yo ya estoy pensando qué es lo que voy a hacer para poner esto en marcha, Juan Pedro ya está viendo los aspectos materiales y la cara de ilusión de mi mujer. Volver a recuperar una tradición que, además es muy familiar, es rescatar una parte de la vida del pueblo aquel que conocimos y que es perfectamente compatible con la ciudad que es ahora.

Texto y fotos: Kathy Montero