Luis Andrés Domingo Puertas / Historiador y arqueólogo

Cuando en 1668 se remodelaba por completo la Iglesia Parroquial, por cuenta del III Señor de Mejorada del Campo, una profunda crisis atenazaba desde hacía décadas la economía de los vecinos de esta población, situada sobre una suave colina junto a la confluencia de los ríos Henares y Jarama. La ambiciosa transformación de este templo, dedicado a la Natividad de Ntra. Sra., sumado al desastroso contexto económico del momento, arrastraron también a una situación crítica al promotor de las obras, viéndose este obligado a vender el señorío en pública subasta. Fue Don Pedro Fernández del Campo y Angulo, caballero de la Orden de Santiago y miembro del Real Consejo y Cámara de Indias, el que por valor de cuatrocientos cuarenta mil reales se hizo con el mayorazgo, del que tomó posesión el 12 de marzo de 1672, recibiendo al año siguiente el título de Marqués de Mejorada. Fue su hijo y sucesor en el marquesado, Don Gaetano Fernández del Campo y Salvatierra, el promotor a su vez de una de las joyas arquitectónicas y artísticas del municipio, la capilla de San Fausto, aneja a la Iglesia Parroquial e inaugurada en 1691, para albergar las reliquias del santo.

La Iglesia Parroquial se sitúa en el mismo centro del núcleo originario de la villa, junto al Ayuntamiento y al palacio del Marqués, justo en el cruce de caminos de Arganda a Torrejón y de Vicálvaro a Loeches. El origen de su construcción principal es dudoso, remontándolo algunos investigadores al siglo XVI y otros al siglo XVII. No obstante, el edificio manifiesta al exterior la austeridad del estilo constructivo del siglo XVII, muy sobrio y sin decoración destacable, con muros de aparejo toledano realizado con cajones de mampostería en piedra separados por verdugadas de ladrillo. La planta del templo es de cruz latina escasamente marcada, con cúpula sobre pechinas en el crucero y una sola nave principal coronada por una armadura de madera de cierto mérito, aunque el conjunto no presenta decoración significativa. Actualmente, la puerta de acceso al templo, situada a los pies, es de cantería sencilla y está coronada por un arco de medio punto, si bien sabemos que esta portada corresponde a una reconstrucción del año 1909. Cuenta con una torre-campanario de planta cuadrada que se encuentra encajada entre la capilla de San Fausto y la del Santísimo.

En el lado del Evangelio, dispone de una galería construida originalmente para uso exclusivo de los marqueses de Mejorada y allí también se encuentra el pasaje que comunica con la capilla de San Fausto, que destaca notablemente en contraste con la humilde construcción principal de la iglesia. Esta imponente capilla, fue proyectada y construida por el arquitecto Matías Román entre los años 1688 y 1691.

 

Bellas instantáneas y detalles de la capilla de San Fausto. (Fotos: Ayuntamiento de Mejorada del Campo)

De planta central, cuenta al exterior con tres imponentes frontones que tienen su correlato en el interior con tres bóvedas de cuarto de esfera que enmarcan una gran cúpula rematada con tambor y linterna. Esta capilla es una obra maestra del Barroco madrileño en sus técnicas constructivas y en la decoración interior de los pequeños ábsides semicirculares con molduras, pilastras y arcos ciegos que juegan con curiosos efectos de relieve y de luces y sombras. Dado que el II Marqués de Mejorada había encargado la construcción de esta capilla para albergar las reliquias de San Fausto, adquiridas por su padre, la construcción se concibió en parte como un gran relicario, factor que explica la concepción concéntrica de la capilla por la situación del magnífico altar-baldaquino en el centro de la nave. Además de este altar hecho en mármol y otras piedras nobles y semipreciosas, la capilla fue dotada con un rico y suntuoso ajuar ornamental en el que se cuentan esculturas y pilas bautismales de mármol.

Como ha sucedido con tantos templos españoles, las guerras han acarreado pérdidas y destrucción irreparables en la iglesia de Mejorada del Campo. El templo sufrió varios saqueos durante la Guerra de Sucesión Española, en 1710, y un siglo después en la Guerra de Independencia frente a los franceses, pero también durante la Guerra Civil Española, cuando la iglesia sufrió graves daños, especialmente en sus elementos de mayor valor artístico y religioso, muchos de los cuales ya nunca fueron recuperados.