Elena Rodríguez Tato / Directora de equipo
Begara Luxury Real Estate

Este año la Navidad parece que tiene prisa por llegar. Las ciudades se engalanan preparando un alumbrado asombroso y desde principios del mes de octubre vemos trabajando subidos en una escalera a los encargados de decorar cada farola, cada árbol de la ciudad.

Serán millones de luces las que este año brillen, tantas, como deseos quedan ahí fuera por cumplir. ¿A qué tanta prisa? Es evidente, emocional y terriblemente humano.

Después de 2020, un año que empezó entre brindis, alegrías, buenos deseos y sueños, y que pronto se tornó en pesadilla. El año que un virus pilló al mundo por sorpresa y lo puso del revés.
Hizo que nos encerráramos en casa durante meses, dejando las ciudades vacías, el aire sin sonidos y la naturaleza reconquistando ese territorio que le robamos.

Si lo recordamos, veremos unas Navidades 2020-21 que se llenaron de matemáticas y números. No más de cuatro en terraza, solo convivientes. Después no más de seis personas… y así, de alguna manera, también nos restaron esa Navidad.

¡Bienvenida sea su prisa! Que entre la Navidad en nuestros corazones y en nuestros hogares. Ahora que hemos descubierto el valor de lo cotidiano, hemos entendido el valor de los detalles, la grandeza de lo pequeño, nuestra fortaleza interior y la fugacidad de la vida. Ahora que sabemos que también ocurre lo que parece imposible, que necesitamos menos cosas y más personas, que teníamos delante lo que deseábamos y no lo veíamos y el valor del tiempo, la vida y la libertad. Ahora sí, estamos preparados para recibir ese tiempo lleno de magia que es Navidad.
Al igual que las ciudades, nuestros hogares se llenarán de luces, de chuches y turrones.ç

Hay varias tendencias en decoración para este año. La decoración navideña, tras muchos años estancada, se ha convertido en evolutiva.

Recuerdo mis navidades infantiles. El espumillón era el protagonista, las luces de colores, las bolas de cristal fino, y cuatro colores: oro, plata, rojo y azul adornaban nuestros árboles en la entrada o en el centro de nuestros salones.

Hace no tanto, esto cambió y todos esos adornos quedaron guardados en el desván.

Hoy, millones de lucecitas blancas pequeñas, en frío o en cálido, intermitentes o fijas, arropan los árboles.

Este año hay que marcar tendencia, a combinar dos colores: oro y plata. Elegancia y sofisticación sin renunciar a la sencillez.

Otra combinación tendencia es combinar oro y azul. Se mantiene el rosa, un año más, y el blanco combinado con gris.

Sea cual sea nuestra elección, no olvidéis que la Navidad se decora con el corazón.

Pronto llega 2022 cargado de esperanza y de nuevos sueños y deseos por cumplir. Mi deseo para vosotros es mucha salud y felicidad. Ojalá este año que viene sea un gran año para todos.