La cinta adhesiva recibe varios nombres como ‘celo’ en España, ‘diurex’ o ‘teipe’ en México o bien ‘cinta scotch’ o ‘teipe’ en varias regiones de Latinoamérica. Una de sus primeras funciones fue adherir los envoltorios de celofán en los paquetes de alimentos. El primer antecedente fue una cinta adherente que inventó en 1845 el doctor Horace Day como una forma rudimentaria de vendaje. Eso inspiró en 1921 a Earle Dickson a inventar las ‘tiritas’. La versión actual fue creada en 1925 por Richard Drew, de la empresa 3M (Minnesota Mining and Manufacturing). Originalmente tenía papel en su lado reverso y se utilizaba para pintar las carrocerías de los coches marcando una línea precisa para delimitar la separación entre varios colores. Los pintores de carrocería creyeron que esa invención era una forma de ahorrar pegamento, así que le llamaron ‘scotch’, dado a la fama de avaros que tenían los escoceses. Cuando se produjo formalmente le añadieron en 3M un tartán de cuadros escoceses como adorno. Cinco años después, en 1930, Drew inventó la cinta adhesiva transparente. Se hizo indispensable para muchas actividades industriales, de oficina, escolares y del hogar. Incluso se usó para reparar ropa y sellar huevos rotos durante los años subsiguientes a la Gran Depresión. En 1937 se introdujo este tipo de cinta adhesiva en Europa.