Francisco Manuel Boza / Gerente de la residencia Virgen del Pilar de Boadilla

En la vida vamos constantemente cubriendo etapas. La niñez, la adolescencia, los estudios, el primer amor, el descubrir de la vocación, el duro comienzo laboral, el matrimonio, los hijos, la madurez, la jubilación, la vejez y el final de la vida. Cada una de esas etapas tiene sus cosas positivas y negativas. Todas hemos de vivirlas y pasarlas. Todas hemos de conseguir disfrutarlas y en todas ellas tenemos que intentar ser felices y dejar huella positiva en las personas que convivan con nosotros. La rueda nunca para y todos tenemos un camino que recorrer.

Hay algunas de estas etapas de la vida que tienen más glamour o que gozan de más reputación hoy en día. De ahí el empeño de algunos por ser eternamente jóvenes. O el empeño de otros por volver atrás, eso sí sabiendo lo que los años y la experiencia nos han enseñado. Hay quien vive en una permanente anticipación del futuro. O en una eterna melancolía por un pasado que no volverá, de los que están empeñados en que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero lo único con lo que cuenta el ser humano para arreglar su pasado y construir su futuro es el presente, que es lo que realmente existe y está en nuestras manos. Por eso es tan importante vivir intensamente el presente con unos objetivos y aspiraciones de futuro claras. Y por eso es tan importante saber conjugar bien las coordenadas sociales, económicas y políticas que nos han tocado vivir en suerte para asegurarnos el presente y el futuro que está por venir. Siempre habrá un sinfín de variables que no controlamos ni controlaremos.

“Hay mucha maldad en el mundo”, decía John Coffey en la película “La milla verde”. Y es cierto. En el corazón del ser humano se esconden todas las iniquidades, pero también se encuentran todas las bondades de las que éste es capaz. La vejez es una etapa más de la vida, con sus cosas positivas y negativas como las demás etapas. Ciertamente hoy día en nuestra sociedad no goza de mucha reputación. Pero la vejez se trata de una etapa de serenidad en la que podemos aprovechar para hacer cosas que antes no podíamos, para disfrutar más que nunca de la familia, de los amigos, del tiempo, de los gustos y aficiones y sobre todo es una gran oportunidad para purificar nuestro corazón y enderezar todo aquello que esté torcido en nuestra vida. Una etapa de purificación también, porque sin duda alguna volveremos a depender de los demás y eso nos procurará una gran cura de humildad. Desgraciado del que no llegue a disfrutarla y se quede por el camino, pues habrá perdido una gran oportunidad.

En esta etapa de la vejez también estamos obligados a la felicidad y a dejar poso en los demás. Pero sin duda alguna hay que prepararse. Sobre todo, mentalmente. Durante muchos años nos hemos preparado para trabajar, casarnos, conducir, irnos de vacaciones, pero luego improvisamos cuando llega la jubilación y la ancianidad. Hemos de planificar y preparar nuestra vejez. Dónde vamos a vivir y con quién, qué actividades nos gustaría hacer, a qué vamos a dedicar nuestro tiempo. No podemos pasarnos la vida viendo la televisión y yendo al supermercado. Seguimos siendo muy necesarios para los demás, pero de otra manera.

De todo esto y de mucho más trata el programa de radio que emitimos todos los martes desde la Residencia Virgen del Pilar de Boadilla del Monte, “Caminando por la vida”. De siete a ocho de la tarde en Radio Madrid Sierra (107.3 de FM o en radiomadridsierra.com). En este programa de radio que tengo el honor de dirigir y presentar tratamos temas de salud con los doctores Sáez y Cayetano. Hablamos con el cocinero Fran Jiménez de uno de los grandes placeres de la vida, la comida, la buena gastronomía española de todas sus regiones. Aclaramos dudas sobre el sistema de protección y cobertura de la “dependencia”. Entrevistamos a personas y entidades de interés, que hacen cosas por los demás y contribuyen a una sociedad mejor. Dedicamos tiempo a aficiones interesantes como la astronomía o el senderismo y también dedicamos un tiempo, en el recodo del camino, a reflexionar sobre temas de la vida misma como el perdón, o el fracaso, o las heridas de la vida, de cómo tratarlas y superarlas. Contamos con un magnífico plantel de amigos con los que pasar un rato agradable en la tarde de los martes y aprender cosas nuevas e interesantes.