El Alcalde remite una carta a su homóloga californiana en la que expresa su «tristeza y decepción» por unos hechos que considera fruto de la ignoracia respecto al papel que jugaron estos dos españoles.

El alcalde de Boadilla del Monte, Javier Úbeda, ha enviado una carta a su homóloga en San Francisco,  London Breed, en la que se ofrece a acoger en la localidad las estatuas de san Junípero Serra y Miguel de Cervantes, que han sido atacadas en la ciudad californiana.

Estos incidentes han  llevado a Úbeda a dirigirse a ella para expresarle su “profunda tristeza y honda decepción” por lo sucedido y ofrecerse a acoger en Boadilla  dichos símbolos “si en su ciudad no pueden ser protegidos con la debida honra y respeto que merecen”.

El Alcalde expresa en su misiva que estos ataques, que se producen en EE.UU desde hace tiempo y desde distintas instancias,  son, a su juicio, acciones influidas por el “indigenismo radical y la leyenda negra sobre España, que lo único que pretende es esconder las masacres realizadas por otras naciones y confesiones religiosas no tuteladas por la Iglesia Católica”.

Recuerda que el propio Cervantes fue esclavizado en Argel durante cinco años en los que luchó por su propia libertad y por la de otros muchos cristianos en sus mismas circunstancias. Respecto a san Junípero Serra, Úbeda repite en la misiva las palabras del Papa Francisco en la canonización del fraile, en 2015, del que dice que «buscó defender la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos».

Igualmente recuerda las palabras del que fuera archivero de la archidiócesis de Los Ángeles durante años, quien dice de san Junípero que «no se puede obviar que este inmigrante no solo llevó la fe católica a los aborígenes, sino que les enseñó a cultivar la tierra y a desarrollar la ganadería, trabajos que ellos no realizaban”.

Para Úbeda, asistimos a un proceso de “revisionismo histórico, que pretende adaptar los hechos del pasado a los intereses del presente, algo siempre injusto”. La carta finaliza  reiterando su ofrecimiento, «consciente de la grandeza de estos dos personajes históricos, arquitectos en parte de lo que hoy tan orgullosamente llamamos civilización occidental, más amenazada actualmente por la ignorancia propia que por los enemigos externos».