Es una todo terreno, tiene claro que su pasión es su profesión pero sin descuidar a los más necesitados, porque su otra gran pasión es la lucha por las causas solidarias, del tipo de que sean. Madre, voluntaria, actriz, cantante y ahora escritora, porque ya tiene preparada su primera novela, no hay quien pueda con ella. Nos hace reír en su monólogo ‘Antes muerta que convicta’ pero también nos mantiene en suspense con el thriller teatral ‘Palabras encadenadas’, las dos obras con las que actualmente está subida en las tablas. Pero Beatriz Rico es, sobre todo, una gran sonrisa con un gran corazón.

“Mi profesión me ayuda a dar voz a los que más la necesitan”

Pregunta.­ ¿Cuánto tiempo llevas como actriz?

Respuesta.­ A ver… ¡Uff qué mayor soy! (risas). Como actriz debuté con 25 en ‘Los hombres siempre mien­ten’ y acabo de cumplir 50, así que son mis bodas de plata.

 

P.­ ¿Siempre has tenido claro que lo tuyo era la interpretación?
R.­ Desde que tenía uso de razón siem­pre decía lo de “mamá quiero ser ar­tista”. Recuerdo que todas las niñas que­rían ser enfermeras, azafatas o maestras y yo quería ser artista porque a mí tanto me gustaba ponerme en la función del cole a dirigir, a guionizar y a interpretar como me gustaba disfrazarme de Rafa­ela Carrá y cantar con el bote de la laca Nely de mi madre como si fuera un mi­ rófono. Sabía que lo mío era ese mundo.

 

P.­ ¿Tienes ADN de artista?
R.­ Soy asturiana y con 19 años me fui a Madrid a estudiar arte dramático, pero te tengo que decir que mi padre, siendo de Burgos, cantaba fenomenalmente flamenco, mi madre tenía varios pre­mios ganados de concursos de bailes regionales y mi tío, bueno ahora está recientemente jubilado, pero ha sido pe­riodista en Radio Nacional, en Onda Ma­drid, en la Ser, en todos los sitios, se llama Manuel Antonio Rico y es un periodista muy reputado. Te quiero decir que hay algo que siempre nos ha tirado. Vamos, que algo de ADN tengo.

 

P.­ Comienzas de azafata en el Precio Justo y has pasado por presentadora, ac­triz, tanto en teatro, en cine como en te­levisión. ¿Qué medio artístico te gusta más?

R.­ Ahí soy muy chaquetera y te voy a ex­plicar por qué. Cuando estoy haciendo te­atro, por ejemplo, y estoy con mi monólogo y oigo las risas del público, digo “esto es lo más, no hay nada que se pueda parecer a esto”. De repente estoy cantando rock con mi banda y la sensación adrenalítica de estar corriendo por el escenario escu­chando la distorsión de guitarra, la batería, mientras la gente canta contigo, dices “bueno esto es de lo mejor del mundo, no hay nada como esto”. Y luego haces cine, y te ves en esa pantalla y todo tan cuidado y tan bonito que dices “esto es maravilloso” y, de repente, estás haciendo una serie con los guiones casi recién salidos del horno y trabajas contrarreloj con actores como Car­men Maura, Antonio Resines o con Pilar Bardem que dices “madre mía ésta es la mejor escuela, esto no lo cambio por nada”. Es muy difícil escoger. Yo creo que lo ideal es poder compaginarlo todo, que es a lo que aspiramos los que amamos esta profe­sión.

 

P.­ Has comentado lo de tu grupo de mú­sica que se llama Rico & Roll, ¿qué tipo de música hacéis?
R.­ Hacemos versiones del mejor rock de los 80 y 90, también tenemos temas propios y sacamos un LP que funcionó muy bien pero es que a mí, a estas alturas, ya no busco el prestigio en el rock, busco diver­tirme. Poder hacer esos temas de los 80 y de los 90 de Tina Turner, Rosendo, Luz Casal o de Bon Jovi…, para mí ese es el mayor privilegio que puedo tener el rock ahora mismo. Llevamos cinco años y más de cuatrocientos conciertos, y es un privi­legio estar en un escenario cantando Ma­neras de vivir con no sé cuanta gente po­niendo los cuernos roqueros y cantando contigo. Es una de las sensaciones más fuertes y hay que estar ahí para sentirlo.

 

P.­ Eres una persona muy comprometida socialmente ¿no?
R.­ Sí eso es cierto. Si mi profesión me sir­viera solamente para mirarme el ombligo y para ganar dinero, me sentiría coja. Tengo la suerte de que la gente me escucha. Cada vez que me llaman para algo, que me ne­cesitan, me involucro y voy hasta el final, a mí lo de las medias tintas no va conmigo. Hay veces que no es fácil recaudar dinero y lo que hago es hacer una función de teatro y donar la recaudación, eso lo he hecho para niños con las llamadas enfermedades raras, para albergues de perritos, en fin que si me necesitan y me llaman, claro que voy a estar.

 

P.­ Llevas un tiempo trabajando con la gente mayor, ¿qué te aportan?
R.­ Sí, voy un día por semana a un hospital desde hace cinco años, soy voluntaria y tú estás un poco para lo que ellos necesiten. Hay veces que se les escapa lo del oxígeno y se lo colocas, hay veces que no llegan al agua y se la das o se les ha movido un poco el pañal y se lo pones, pero fundamental­ mente lo que necesitan es hablar, y siempre cuando me voy me dan las gracias… pero ¡gracias de qué! Siempre me llevo de aquí mucho más de lo que traigo, es decir, el subidón de terminar la función, de ver al público en pie es tremendo pero la sensación no difiere mucho de cuando ves a esa persona mayor que te tira besos desde la cama. Salgo del hos­pital y siento que he hecho algo impor­tante en el mundo, ahora sí lo siento.

 

P.­ Actualmente sigues subida en las tablas con tu monólogo ‘Antes muerta que convicta’, y ¿más cosas?
R.­ Sí, estoy de gira con ‘Antes muerta que convicta’ y con una función de Jordi Galceran, que se llama ‘Palabras enca­denadas’, que es un thriller, todo lo compagino con la gira de Rico & Roll y además acabo de escribir un libro. Te­nía muchas ganas de escribir, no te voy a decir el título porque todavía no está registrado pero es una novela amable, ligera, tiene algún tinte autobiográfico y mucho humor pero también con un mensaje de fondo.

 

P.­ ¿Has participado recientemente en un corto solidario rodado en Al­corcón?
R.­ Sí, sobre una niña que quiere jugar al fútbol pero que la marginan, me ha­blaron del proyecto y era de lo más acertado. Generalmente los cortometra­jes casi siempre cuentan algo que es importante, que tiene mensaje, por eso yo soy muy fan.

 

Un corto no lo haces ni por dinero, ni por éxito, ni por ego, si no porque tiene un mensaje. Fue el caso del corto ‘La teta que os falta’, que nos juntamos para hacerlo unos cuantos amigos y de repente no solo se ha llevado premios por medio mundo si no que nos hemos enterado que hay hospitales en Estados Unidos que lo están poniendo como te­rapia para mujeres mastectomizadas. El caso es mejorar un poco el mundo cada uno desde su pequeña parcela, desde donde podamos.

 

P.­ ¿Cuál sería tu proyecto soñado? ¿Hay algo especial que te gustaría hacer?
R.­ Sí, sí, quiero hacer un musical, ponlo bien grande a ver si me llaman, me estoy preparando para ello pero mi sueño desde que era pequeña es hacer un musical.

 

Texto: Ayer&hoy Foto: Manuel Barca