En la milenaria Ronda, situada al noroeste de la provincia de Málaga, se unen y enlazan los hilos que conforman el tejido multicolor de una de las ciudades más interesantes de toda Andalucía. El paisaje, el urbanismo, la historia, la leyenda romántica de bandoleros de sonado nombre, el espacio donde nacen y se hacen toreros y artistas que serán siempre, hacen de Ronda una ciudad única.


La ciudad invita a un recorrido ajeno a la prisa, que permita apreciar con detalle los rasgos de la antigua medina árabe, en la orilla sur del río Guadalevín, que aún conserva parte de sus murallas, cruzar el Puente Nuevo y pasear por la Alameda del Tajo, deteniéndose en los rincones y obras monumentales que abren sus puertas al visitante; sin olvidar reponer fuerzas en alguno de los restaurantes que ofertan una buena selección de platos de la gastronomía de la Serranía.


El núcleo urbano se divide en tres zonas perfectamente diferenciadas entre sí: la ciudad o antigua medina árabe que, desde el punto de vista histórico, es la más importante, el barrio de San Francisco, separado por las Murallas, y el del Mercadillo, que se encuentra al otro lado del río Guadalevín.


Ronda se considera una de las cunas de la tauromaquia moderna, surgida en el siglo XVIII. Las necesidades de defensa del territorio hicieron que Felipe II fundase, en 1572, la Real Maestranza de Caballería de Ronda para que se mantuviese el necesario manejo de los caballos. Para ello, este cuerpo dedicó un espacio de la ciudad para los ejercicios ecuestres, entre los cuales, como es tradicional en España desde la Edad Media, se incluyeron los juegos de destreza con toros.


Cuando en el siglo XVIII los toreros a pie toman el relevo de los caballeros en los juegos con el toro, surge en Ronda la familia de los Romero, que durante tres generaciones reúne a los toreros más singulares de la época. Entre ellos, destaca sobre todos Pedro Romero (1754-1839), figura cumbre de la tauromaquia. El auge del toreo llevó a la Real Maestranza de Caballería de Ronda a erigir su famosa plaza, obra que se atribuye a Martín de Aldehuela, el mismo arquitecto del grandioso Puente Nuevo sobre el Tajo de Ronda. En el siglo XX, una segunda dinastía de toreros rondeños, los Ordóñez, constituye otra aportación de Ronda a la historia de la tauromaquia. Cayetano Ordóñez y su hijo Antonio despertaron, por su manera de concebir el toreo, el interés de personajes tan ilustres como Orson Wells y Ernest Hemingway. Fue precisamente Antonio Ordóñez quien, en 1954, creó la mundialmente conocida corrida goyesca, donde el exorno y la vestimenta nos trasladan a la época del pintor Goya.