Marta Benito Mora / Subdirectora del Instituto Neuropsicopedagógico de Castilla-La Mancha (INCLM)

La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo de origen biológico. Se caracteriza por dificultades en el conocimiento de palabras con precisión y/o fluidez, habilidades de decodificación y ortografía deficientes. La presentan aproximadamente entre el 8,6 y 11,8 por ciento de la población según algunos autores (Carrillo, Alegría y Miranda, 2011).

La respuesta a la intervención significa evaluar la respuesta de un alumno o alumna hacia una intervención educativa de alta calidad basada en la investigación científica, y que coincide con sus necesidades individuales, con el fin de tomar decisiones educativas concernientes al alumnado, del que se cree que pueda presentar dificultades específicas del aprendizaje (DEA). Se trata de EVALUAR adecuadamente la RESPUESTA al alumno a dicha instrucción e intervención, (Modelo RtI).

Este modelo está centrado en el alumnado con riesgo de padecer DEA. Por lo que debemos ANTICIPAR y PREVENIR. Para ello necesitamos realizar una IDENTIFICACIÓN TEMPRANA, es decir, en la etapa de Educación Infantil, en 5 años, y en la etapa de Educación Primaria.

El modelo RtI es un sistema multinivel. Está basado en unos indicadores de progreso del aprendizaje de la lectura, conocidos como IPAL para predecir el riesgo.

En el nivel 1 se realiza un test de identificación a todos los alumnos/as del aula. Nos permite realizar una primera detección, analizar los logros alcanzados, predecir el nivel lector del próximo curso y si existe riesgo de dificultad específica del aprendizaje. Consistiría en realizar unas pruebas basadas en el conocimiento de las letras, conciencia fonológica, fluidez, textos y el lenguaje escrito. En el nivel 2 se realiza una evaluación de progreso si los alumnos con riesgo no mejoran; ésta se realiza en pequeños grupos durante el curso. Y el nivel 3 es para aquel alumnado con DEA donde se lleva a cabo una intervención individualizada para trabajar las necesidades encontradas estableciendo unos objetivos de trabajo y ajustes en su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por consiguiente, es importante tener en cuenta la formación del profesorado ya que son el primer nivel de identificación de riesgo del trastorno de la dislexia en el centro educativo.

¿Y cómo lo llevamos a la práctica? A principios de curso realizamos un cribado general para detectar riesgo y directamente pasaríamos al nivel 2 donde el alumnado detectado efectúa un programa de intervención realizando una evaluación de progreso.

A mediados de curso se realiza la segunda evaluación de cribado con todo el grupo o clase. Comprobamos si sigue habiendo riesgo, si es así, continuarán con la intervención, en el caso contrario el alumno/a dejaría de recibir intervención. Y al final de curso se procedería a la última evaluación para ver la evolución y tomar nuevas decisiones.

En conclusión, los niños y niñas en situación de riesgo necesitan que les guiemos en el proceso de aprendizaje, que los proporcionemos una dinámica de mejora, que les ofrezcamos múltiples oportunidades prácticas y de esta manera les resultará más fácil y significativo su proceso de aprendizaje.

Os dejo con las siguientes reflexiones: ¿crees que es necesaria la prevención? ¿Entre todos podemos cambiar la trayectoria de los niños/as que están en esta situación? ¿Crees que podemos hacerlo?