Blanca Esteban Luna / Seguridad Alimentaria (Asociación de Celíacos y
Sensibles al Gluten)

Cambiar a una dieta sin gluten conlleva una serie de desafíos. No sólo hay que cambiar los hábitos alimenticios sino también adaptarse a los sabores y texturas sin gluten, que al principio puede costar, especialmente acostumbrarse al pan sin gluten, que es el producto que más quejas plantea, sobre todo entre los celíacos adultos recién diagnosticados, que llevan toda la vida consumiendo pan con gluten.

Un factor estresante común cuando se empieza a seguir la dieta sin gluten es la sorpresa al ver el precio tan alto que tienen los productos sin gluten, lo que hace que se incremente notablemente el gasto de la compra en aquellas familias en la que alguno de los miembros es celíaco.
Para reducir el estrés que nos puede suponer comprar los productos sin gluten y afrontar estos gastos extra, te ofrecemos algunas alternativas, con las que podrás reducir el precio de tu compra sin comprometer el sabor ni tu salud.
1. Planifica tus comidas.- Elabora un menú semanal y apunta todo lo que necesitas comprar, así tendrás menos comida que se estropee y no llegues a consumir, por lo que al final te supondrá un ahorro.
2. Incorpora a tu lista legumbres y otros productos con fecha de caducidad larga.- Muchas veces tenemos que tirar los productos sin gluten ya que se nos pasa la fecha de caducidad, por lo que debemos buscar alimentos menos perecederos, como las legumbres secas o en conserva al natural. En el caso de los productos frescos, las patatas y las cebollas pueden durar más si se almacenan adecuadamente en un lugar fresco, no frío, con buena circulación de aire. El repollo, las zanahorias y el apio, guardados en el cajón para verduras de tu nevera, pueden durar un poco más que otras verduras y agregar color y textura a cualquier plato. Las verduras congeladas sin abrir se pueden guardar en el congelador y las podemos utilizar en sopas, guisos, al vapor o saltear como guarnición.
Incluye judías blancas, garbanzos y/o lentejas (previamente revisadas para eliminar los granitos de trigo si hubiera alguno) todas las semanas en tu menú. Las judías son muy económicas y nutritivas, se pueden incorporar en multitud de platos o ser el plato principal.
3. Sé creativo al sustituir el gluten.- Comprar productos procesados sin gluten es muy cómodo, pero también sabemos que son productos muy caros y, desafortunadamente, no tenemos actualmente ayudas económicas a nivel estatal para hacer frente al gasto extra que supone. De vez en cuando, podemos sustituir estos productos de forma creativa con algunas alternativas saludables como:
• Utilizar arroz o quinoa en lugar de fideos sin gluten en las sopas.
• Usar rodajas de pepino en lugar de galletas sin gluten con queso.
• En lugar de pasta sin gluten, probar el calabacín en espiral con tu salsa favorita.
• Envolver con hojas de lechuga romana los rellenos de tus sándwiches favoritos.
4. Cocina cantidades más grandes y congela para consumir más tarde.- Si tienes espacio en el congelador, planea una comida o dos cada semana que se congele bien. Cocina el doble de lo que sueles consumir y congela un táper para más adelante. Cuando no tengas ganas de cocinar, puedes recurrir a tu suministro del congelador. Congelar comidas precocinadas ahorra dinero y energía.
5. Presta atención a las ofertas y cupones de descuento de los supermercados.- Los productos sin gluten cuestan más, así que hay que utilizar recursos para conseguirlos a un precio menor. Revisa con frecuencia los folletos de los supermercados, ya que puedes encontrar productos sin gluten en oferta. Por otro lado, algunos supermercados ofrecen descuentos exclusivos para celíacos, y otros hacen descuentos importantes ciertos días del mes.
Comprar alimentos sin gluten puede ser menos estresante si sigues estos consejos. Hacer algunos cambios en la forma en que compras y cocinas puede ayudarte a reducir el coste y el estrés, y a disfrutar más de tu compra.