Las palabras que ella utiliza para describir su profesión como brutal, maravillosa, bestial, emocionante, pasional, son las que realmente la describen a ella. Miryam Benedited es todo ese conjunto de cosas y más. Disfruta de su trabajo de una manera que te contagia y te dan ganas de que cree una coreografía para poder bailarla. Lleva muchos años en la profesión y ha pasado por todas la etapas, aunque todavía le queda un sueño por realizar y que descubriréis cuál es a lo largo de la entrevista.

“Mi cabeza no puede entender no dedicarme a esta maravillosa profesión”

Pregunta.- ¿Quién le inculcó la pasión por el baile?
Respuesta.- Realmente la que quería apuntarse era mi hermana, yo tenía cuatro años y al final mi madre me apuntó con ella y empecé con los bailes de mi tierra, porque soy de San Sebastián. Me gustaba pero tampoco era una cosa que me fascinara. Fue ya en el colegio, la típica profesora que viene a hacer prácticas de magisterio, que ahora es íntima amiga mía, que vino un día en la hora de gimnasia y nos dijo que iba a montar un baile. Yo estaba enfadadísima porque a mí la hora de gimnasia me encantaba, empezó y en ese momento fue como ¡Guau! ¡Esto me chifla! Y no es que no me gustara bailar, que me gustaba mucho, es que desde ese momento me encantó coreografiar.

P.- ¿Cómo fue su primera vez en la tele?
R.- Fue en un casting que hice para José Luis Moreno, allá en el año 1987, él grababa en la ETB los programas que luego vendía para todas las autonómicas. La ETB le ofreció un programa para verano y la exigencia un poco era que el ballet fuera de allí porque mostraban la zona, era un plató ambulante. Me presenté por presentarme y así empecé.

P.- ¿A qué programa le tiene más cariño como bailarina?
R.- Es una pregunta complicada de responder. Hay uno que tiene sus luces y sus sombras aunque es el que realmente más me ha ayudado a hacer un despegue profesional, pero por la dureza del propio programa, no por la belleza del mismo, ha sido mi paso por el famoso ‘Noche de Fiesta’ de José Luis Moreno. Lo recuerdo con cariño por lo vivido a nivel personal porque ahí ya estaba de ayudante de coreografía y vivía la parte interna de otra forma, no como una mera bailarina. Ese programa de alguna manera fue tan duro, tan duro, por cómo era la cabeza pensante, que de alguna manera es algo que te marca. Quizá sea el que más me remueve si tengo que pensar en uno.

P.- ¿Por qué dar el salto como coreógrafa?
R.- Es lo que realmente me ha gustado siempre, me ha fascinado. Pero es muy difícil y no esperaba tampoco que la vida me lo regalara, porque esto es un regalo de alguna manera. No quiere decir que no me lo merezca, porque he currado mucho. Cuando tuve la oportunidad de estar de mano derecha del coreógrafo, de alguna manera me volvió a despertar un poco ese gusanillo que había dejado un poco adormecido y además, también la danza hay que disfrutarla. Creo que es importante pasar por todos los puestos para después saber lo que está pensando la gente con la que estás trabajando.

P.- ¿Cuál es la disciplina de baile con la que su cuerpo se siente más a gusto?
R.- ¡¡Bueno es que yo, ya tengo una edad!! Vengo de una época en la que hacíamos mucho jazz, que es un poquito más técnico, y es donde yo me siento como pez en el agua porque es mi origen. Luego ya me he ido amoldando a todo lo que ha venido. Pero si me dices mi cuerpo, es el jazz, es lo que ha estudiado y lo que tiene por dentro.

P.- ¿Qué siente cuando baila?
R.- ¡¡Uff!! Depende, obviamente, de la música porque al final es la que manda, pero de alguna manera el baile es un canal para todo. Si me toca bailar una canción triste, aunque puedo no estar triste, buscas en tu interior y al final lo sacas. Te lo estoy contando y se me está poniendo la piel de gallina, porque de alguna manera tienes muchas cosas dentro. Dependiendo de lo que te toque bailar, montar o expresar, puedes estar más afín con el día que tengas, pero siempre es un canal para liberar todo. Es un medio de expresión brutal.

P- ¿En qué se inspira cómo coreógrafa?
R.- Lo que hacemos principalmente es escuchar la música mucho y es algo que no te puedo explicar bien, que se tiene o no se tiene. A veces me toca montar cosas de canciones que no me gustan nada pero siempre encuentro algo por donde tirar. Te parecerá una tontería pero, igual una palabra o un sonido que está muy por debajo, como por ejemplo el sonido de un piano que ha entrado de fondo y digo: “Ese piano me da un rollo”, y enlazo por ahí para empezar la coreografía. Si te cuento la de historias que nos hemos inventado para poder meterte en el todo de la canción y poder avanzar…

P.- ¿Con qué se queda: bailarina o coreógrafa?
R.- Coreógrafa sin duda, ¡sobre todo porque el cuerpo va doliendo! Creo que hay una etapa para todo y es verdad que me encanta el momento en el que he cogido el rol de coreógrafa porque disfruté mucho bailando. Además tener una música, empezar de cero y de repente comienzas a pensar, a mandar, a crear y lo enseñas y lo ves y dices ¡Guau, qué bonito! Eso es emocionante.

P.- ¿Cuáles son los pros y contras de esta profesión?
R.- La contra más grande la tenemos por el país en el que vivimos. Tú vas a Estados Unidos, que yo lo he vivido, te presentan y dicen: “Ella es Miryam, es coreógrafa en España”, y todo el mundo alucina. Allí un artista les parece algo excepcional y aquí no tienes la misma consideración. No hay la suficiente cultura y lo peor es que no hay cultura en mucha de la gente que tiene que contratar. No entienden por qué hay que darle un alta a un bailarín cuando tiene que ensayar y muchos trabajos no los quieren pagar porque consideran que tú te lo pasas bien haciendo esto. Es una incultura absoluta de lo que es el trabajo, la disciplina, es lo que peor llevo. ¿El pro? Mi cabeza no puede entender no dedicarme a esta profesión. Cuando trabajamos en esto, el disfrute es brutal.

Madrugo muchísimo porque el programa se graba fuera de Madrid, pero me levanto contenta porque al final vengo, estoy con gente maravillosa, que son estupendos bailarines, con música, trabajamos duro pero nos reímos mucho también.

P.- ¿Cuánto tiempo lleva viviendo en Pozuelo y por qué lo eligió?
R.- Llevo viviendo exactamente desde el año 2007. Lo elegí porque formé una familia y la verdad es que me parece un buen sitio. Tenemos muchos parques grandes y muy cerca y no me veía en cualquier sitio de Madrid con la sillita, el cochecito, los niños, fue para mí por un tema familiar, de alguna manera quieres proporcionar a tus hijos un entorno un poco mejor que el centro de Madrid.

P.- ¿Cuál sería su sueño?
R.- Pues tengo uno todavía por ahí, llevo años diciendo este sueño pero, como todavía no se cumple, pues sigo diciéndolo. Tengo un musical en un cajón, escrito propio, pensado propio, todo, a falta de encontrar financiación. Es una cosa mía de verdad al 100 por cien. Todo lo que he aprendido estos años necesito ponerlo en un sitio y me gustaría que fuera ese.

Texto y foto: Ayer&hoy