La lata de conservas fue patentada en 1810 por Peter Durand, un inventor inglés. Como no estaba vinculado con la producción de alimentos Durand vendió su patente a Bryan Donkin y John Hall, éstos iniciaron la fabricación comercial de enlatados alrededor de 1813 envasando alimentos para la Armada Británica. En un principio las latas fueron selladas con soldadura de plomo, material de alta toxicidad.

La lata de bebidas tiene un origen relativamente reciente. La primera lata con tapa plana se lanzó en el año 1935 pero no es hasta la introducción de la tapa de apertura fácil en 1965 cuando inicia su despegue comercial.

A finales de la década de los 80 se presenta la anilla no desprendible stay-ontab, que es la más utilizada hoy en día.

El auge de la lata como envase de bebidas se debe a sus numerosas ventajas para su distribución y consumo. Entre las innovaciones técnicas incorporadas a las latas en las últimas décadas destaca la reducción del diámetro del cuello de la lata y por tanto de la tapa que supuso la reducción de hasta un 30% del peso de la tapa. Cierto tipo de latas es reutilizable como envase para otros productos gracias a que tienen una tapa plástica o del mismo material metálico que cierra a presión.