El VI Naciones de 2019 ha sido ganado claramente por la selección de Gales, tras ser, a lo largo del torneo, de otro dueño. La jornada inicial empezó marcando dos claros favoritos. Inglaterra y Gales que vencieron a Irlanda y a Francia en sus primeros encuentros. La opinión generalizada, después del varapalo de Inglaterra a la campeona del pasado año, Irlanda, era que el equipo blanco iba a arrasar esta temporada sobre todo por la imagen de debilidad de Gales que llegó a perder con Francia por 16-0 aunque luego remontó, más por demérito galo que por brillantez de los dragones rojos. En el otro extremo, Irlanda, desconocida en su juego, con un Sexton poco afortunado y sin su poderío habitual y Francia de la que se esperaba mucho pero que dejó escapar una renta suficiente por inexactitudes inexplicables. En la mitad, Escocia, que aun ganando no parecía ofrecer nada nuevo e Italia que quería resistirse a obtener de nuevo la cuchara de madera.

La segunda jornada reforzó el favoritismo inglés tras la aplastante victoria ante Francia, con un juego al pie prodigioso de su apertura Owen Farrell y una deplorable actuación del zaguero francés Yoann Huget. Gales dio muy poca tranquilidad a sus seguidores venciendo a Italia por 11 puntos y Escocia no podía con Irlanda que se llevaba su enfrentamiento por 9 pírricos puntos. La Copa parecía que viajaba a tierras inglesas en avión.

La tercera Jornada estaba predestinada a ser la del encumbramiento de Inglaterra, aunque el Millenium de Cardif no era el lugar más fácil para despegar y efectivamente, el batacazo inglés frente a los dragones fue épico. Les dieron de su propia medicina y pasaron de ser verdugos a víctimas en 80 minutos de primoroso rugby. Gales se hacía con el partido, mantenía la imbatibilidad y se ponía líder; Irlanda, que derrotó a Italia, e Inglaterra se mantenían a la zaga.

Pero no todo estaba hecho, la cuarta jornada deparaba dos palizas a Italia y a Francia por parte de Ingleses e Irlandeses y el partido de Murrayfield era un fortín ante el Escocia- Gales. Mucho les costó a los dragones doblegar a los escoceses del cardo, pero al final, por tan sólo 8 puntos, se hicieron con la victoria que proponía para la última jornada un duelo en la cumbre entre la campeona Irlanda y el aspirante Gales. Una victoria del XV del trébol, Irlanda, y de nuevo podría ser campeona.

Gales no dio opción, desde el minuto uno el Millenium Stadium era un clamor y uno tras otro fueron cayendo los puntos al lado rojo. Irlanda ni supo ni pudo y la copa se fue camino de Cardif para reeditar el éxito de 2013 y volver a ganar el Gran Slam.

Ha sido un torneo sin héroes individuales y sí colectivos y con los ojos puestos en la copa del mundo. Enhorabuena Gales que fue de menos a más y se lo mereció.