Los primeros intentos para fabricar papel se dieron en China a partir de residuos de tela, seda, paja de arroz, cáñamo e, incluso, algodón y se considera que el primer proceso de fabricación del papel fue desarrollado por Cai Lun, consejero del emperador He de la dinastía Han Oriental, en el s. II a. C. Durante unos 500 años el arte de la fabricación de papel estuvo limitado a China y fue en el año 610 cuando se introdujo en Japón, donde se fabricaba a partir de fibras de morus, gampi y mitsumata. Sobre el año 750 llega al Asia Central, desde donde pasó a los árabes, quienes lo introducirían en España en el siglo XI, estableciéndose en Játiva la primera fábrica de papel europea en el año 1056. A partir de este momento se difundió la técnica a Sicilia en el s. XII e Italia (s. XIII) y el Sur de Francia (s. XIV), desde donde se propaga por todo el continente. En Europa la materia prima utilizada eran trapos de lino y algodón, pero la aparición de la imprenta generó un aumento del uso del papel provocando una escasez de estos materiales. Hasta 1840, con la introducción del proceso mecánico de trituración de madera para fabricar pulpa, no se solucionó este problema. Hoy el papel es uno de los productos emblemáticos de nuestra cultura.