Una gran familia además de una gran empresa

Mucho trabajo y esfuerzo le costó a El Chuli, como conocían a Jesús Nicolás Sevilla en Boadilla, el inicio del almacén. Fue en 1985 cuando El Chuli comienza con el almacén.

Aprovecha la finca en la que tiene unas naves con ganado para comenzar una nueva andadura con la empresa de almacén de materiales. En su inicio, nos cuenta su hijo Juan Cruz Nicolás, “ocupa primero una pequeña oficina y una nave pequeña y allí empieza con el almacén repartiendo, para que te hagas una idea, con el antiguo camión de la basura de Boadilla que se lo compró a Santiago de la Morena, era de la marca Avia. Se hacía todo a mano, se cargaban y se descargaban a mano todos los camiones”.

Pero a los nueve meses de abrir el negocio, El Chuli sufrió una trombosis cerebral. Una fatalidad que obligó a su mujer, Adoración Pastor, a darlo todo y a luchar por el negocio junto con la ayuda de sus hijos mayores que también se implicaron mucho. “Fue duro, cuatro hijos, el marido en el hospital y un negocio que atender. Recuerdo que al principio en el almacén no había toros eléctricos y venían los camiones con muchísimos ladrillos, los descargaban en el suelo y los colocábamos a mano. Mi madre y yo muchas veces, nos encargábamos de los sacos de yeso y estando mi padre se abría hasta los domingos”, nos cuenta Ana Isabel Nicolás la mayor de las hermanas.

Izq.: Jesús Nicolás Sevilla. Dcha.: Jesús Nicolás y Adoración Pastor.

La unión, el sacrificio y el trabajo de la familia Nicolás Pastor fue la clave para que el negocio saliese adelante. Desde que comenzara en 1985 hasta el año 1998, El Chuli y su familia junto con Pedro Fernández Rodríguez, su hombre de confianza que llevaba toda la vida con él –“esta persona fue como un padre para nosotros cuando éramos pequeños y rondábamos la finca, Pedro incluso estaba en la familia en la época de mis abuelos y tuvo en brazos a mi padre al nacer, calculamos que llevaba en la familia desde los años 50” aclara Juan Cruz-, empiezan a hacerse conocidos en la zona distribuyendo materiales de construcción por las urbanizaciones.

Van mejorando las naves y la finca en la que también tenían un espacio para los autobuses de Boadilla y dos plantas de hormigón. Se modifica poco a poco hasta retirar todo el ganado e instalarse definitivamente allí a vivir. Pero en el 99 la salud le vuelve a jugar una mala pasada porque sufre otra trombosis cerebral. El menor de los hijos, Juan Cruz, justo terminó el servicio militar “a mí me pilló con 19 años recién cumplidos, mi padre estuvo nueve meses con traqueotomía y sin poder comer, me tuve que quedar pero todo eso sirvió para implantar el sistema informático que no teníamos y formarme plenamente en venta de materiales. Mi hermano Jesús estaba en la empresa, mi hermana mayor volvió a trabajar con nosotros y Soraya, mi otra hermana que estudió contabilidad y administración de empresas se vino a hacer la parte contable. Ahí fue el relevo generacional. Además empezamos con el flujo de demanda de la gente nueva que venía a vivir a Boadilla, al sector B y con todo eso fuimos saliendo adelante”.

Nunca han sido grandes almacenistas ya que la política de El Chuli, que había pasado una crisis económica anteriormente en la que las grandes empresas le habían dejado a deber mucho dinero era, según nos dice su hijo Juan Cruz, la de no fiar a las grandes, “mi padre siempre decía: no fíes a nadie grande, tú los pequeñitos”. El valor de Nicolás Pastor ha sido mucho el particular y la empresa mediana y pequeña, siempre. De hecho nos hemos cambiado al polígono Ventorro del Cano y seguimos recibiendo gente de hace 35 años porque tenemos los mismos teléfonos, somos del pueblo y nos conoce mucha gente”.

Los mejores años en los que Nicolás Pastor más se desarrolló fueron del 2000 al 2005, en esos años compraron varios vehículos y organizaron su flota con grúas con sistemas de automatismo en descarga con mando a distancia dejando atrás los tiempos de descarga manual. Uno de los sueños de El Chuli fue la construcción de su propia casa. Tres años estuvo hasta que la terminó con su peculiar tejado con un gran tragaluz. Toda la familia se trasladó a la finca en el año 95 y allí estuvieron viviendo hasta el 2008. Año en el que se trasladan al polígono Ventorro del Cano a raíz de que los terrenos del almacén entran en el plan urbanístico junto al Santander. Al final se hizo un plan de desalojo y se trasladaron aunque ya tenían un segundo almacén en Brunete desde el año 2002.


En 2008 llega la crisis coincidiendo con el cambio a la sede actual. Les afectó ya que pasaron de casi 30 empleados a los trece que son actualmente y se quedaron con tan solo dos camiones para el reparto. Pero el bagaje y la experiencia que aprendieron de su padre hacen que la empresa siga manteniéndose.

Para Ana Isabel, su padre, que falleció en 2011, ha sido siempre “una buena persona, creo que todo el pueblo si le preguntas por El Chuli te diría que era una buena persona. Todo el mundo le quería, se le echa mucho de menos. Era pura vitalidad, con todo lo malo que estaba bajaba al almacén con la garrota y con la traqueotomía hecha. Yo creo que eso nos lo ha inculcado a todos, no paramos quietos ninguno”.

Por su parte, Juan Cruz nos dice que de su padre ha heredado la complicidad con la gente, tanto a nivel personal como profesional y para él la palabra que uno da tiene más valor que cualquier contrato firmado.

Unos valores heredados que hacen que esta empresa familiar, Azulejos Nicolás Pastor, siga estando ahí proporcionándonos además de material de construcción, un trato y profesionalidad de primera.

Actualmente la dirección de la empresa recae sobre Ana Isabel y Juan Cruz, Jesús se dedica a su gran pasión que es la caza mayor y el campo viviendo en una finca en Don Benito (Badajoz) y Soraya disfruta de su propio negocio hotelero en Bali (Indonesia) con su famoso hotel Calmaubud.com. Adoración, cuando la salud le deja, disfruta de sus nietos que son su gran pasión.


Texto: Ayer&hoy
Fotos: Ayer&hoy/Nicolás Pastor